Los hermanos Lázaro y Pablo Moreno de la montaña de Tor recogen las vacas a caballo para agilizar el trabajo
Unos 450 animales pasan el verano en un terreno de unas 4.800 hectáreas

Con la llegada del otoño los ganaderos suben a la montaña para llevarse los animales otra vez hacia casa y que no les sorprenda alguna nevada y el frío del invierno. En Tor, en el Pallars Sobirà, pasan el verano cerca de 450 animales, entre vacas y caballos. Los primeros en retirar de las montañas siempre son las vacas y en Tor, para agilizar el trabajo lo hacen a caballo. Los animales, repartidos por toda la montaña en pequeños rebaños, los van agrupando hasta tenerlos todos junto para llevarlos dirección en el pueblo.
Los hermanos Lázaro y Pablo Moreno, ganaderos y expertos jinetes, este miércoles y jueves, han recorrido cada rincón de la montaña hasta reunir todas las vacas que subieron y separar las de cada propietario.
Ir a caballo y la ayuda de los perros pastores les facilita el trabajo de ir recogiendo cada animal y no tener que hacer largas distancias a pie. Los walkie-talkies y binóculos son la tecnología que utilizan para encontrar a las vacas. La cobertura de móvil es inexistente y Lázaro, Pablo y los ganaderos que los ayudan no se pueden comunicar de una punta de montaña a la otra. Y los collares GPS tampoco los pueden utilizar por el mismo motivo; falta de cobertura.
Al final, encima del caballo y acompañados por dos perros han conducido las vacas desde el puerto de Cabús (2.302 metros) hasta una finca más abajo de Tor (1.649 metros) donde se han seleccionado.
Con la bajada de las vacas y la elección se han acabado cuatro meses, de junio a septiembre, donde los animales, han vivido en los pastos de alta montaña, unas 4.500 hectáreas. En Tor, a diferencia de otras montañas no hay vaquero que las guarde todo el verano y son los mismos ganaderos los que periódicamente suben a comprobar que todo está en orden. Y a última hora, después de siete u ocho horas de trabajo, un último repaso a caballo por toda la montaña para comprobar que no quede ningún animal detrás de un pico o en medio del bosque.