Cierra la última granja lechera del Pallars Sobirà
Deja de producir al no poder dar salida al excedente de leche y no tener relevo. Jussà, Ribagorça y Aran, sin vaquerías

Imagen de archivo de la granja de vacas SAT Brams.
El cierre de la granja SAT Brams, ubicada en Baix Pallars, marca el fin de una etapa para el sector lácteo en comarcas del Pirineo de Lleida. Con esta clausura, el Pallars Sobirà pierde su última explotación lechera activa, un año después de que Casa Baravid, en el Pallars Jussà, dejara de producir leche para dedicarse al engorde de terneros. Ya no quedan vaquerías en el Sobirà, el Jussà, la Alta Ribagorça ni Aran.
El motivo del cierre no es una crisis repentina, sino una tendencia prolongada: la falta de relevo generacional y la escasa rentabilidad del sector lácteo en la zona. “Nos hemos visto obligados a tomar la decisión valiente de poner fin a la producción de leche propia para la quesería y abrir una nueva etapa”, dijo Juame Montané, responsable de la granja y de la quesería Tros de Sort. Esta última seguirá elaborando quesos, pero con leche comprada en una explotación que trabaja con criterios de bienestar animal el Alt Urgell.
Montané añadió que el cierre de la granja simboliza un cambio de ciclo. “Más allá de la falta de relevo, en los últimos años nos costaba dar salida al excedente de leche porque nadie podía venir a recogerla y perdíamos dinero diariamente”. Explicó que fueron ajustando la producción de leche a la demanda de la quesería, ya que la explotación “estaba sobredimensionada y nos comportaba muchos gastos”. Añadió que también era necesario invertir en una nueva sala de ordeñar, adaptada una treintena de vacas, y ello suponía una inversión que “sabemos que no recuperaríamos”. El ganadero explicó que el cierre era la “crónica de una muerte anunciada”.
Ganaderos y productores del Pallars denuncian que, mientras los costes de producción se sitúan entre los 36 y 37 céntimos por litro, las industrias lácteas solo pagan 32 céntimos. A ello se suma el encarecimiento del cereal para piensos, exigencias sanitarias e inversiones en modernización que pocas granjas pequeñas pueden asumir.
Por otra parte, Iban Campos Mirabet, de Talarn, productor artesanal de quesos con leche de vaca y oveja, explicó que hace un año que compra la leche en una explotación del Alt Urgell, tras cerrar la vaquería de Manel Olsina de Tremp, aunque ello también supone un coste elevado para su producción porque tiene debe comprar la leche más cara y tiene 4 horas de viaje.