El Guinovart más femenino
El Espai Guinovart inaugura la exposición ‘Dones, flors i violes’, que se puede visitar hasta el 8 de marzo. Más de una veintena de piezas en las que se muestra el ciclo vital de la mujer

Visita inaugural guiada con Maria Guinovart. - LAIA PEDRÓS
El Espai Guinovart de Agramunt inauguró ayer la exposición Dones, flors i violes, centrada en obras de Josep Guinovart en las que aparecen mujeres. Maria Guinovart, presidenta de la Fundación Guinovart e hija del artista, destacó que se trata de una exposición muy completa porque ofrece obras de toda su amplia trayectoria, “desde antes de los años 50 hasta los 2000, que pintó en diferentes sitios como Agramunt, Holanda o París, y hay algunas piezas que ven por primera vez la luz”. Guinovart también hizo referencia al ciclo vital de la exposición, cuyo recorrido empieza con un cuadro en el que aparece una mujer embarazada. Es la esposa de Josep Guinovart esperando a Maria. Sigue con obras de niñas, mujeres trabajando, entre las que hay prostitutas y agricultoras, y mujeres con sus hijas en referencia a la maternidad hasta llegar a la vejez. Según Guinovart, su padre representó el mundo femenino con “gran sensibilidad y respeto”.
La muestra, compuesta por más de una veintena obras procedentes de diferentes colecciones, explora cómo el artista integró la feminidad en su obra, creando composiciones que trascienden la simple representación para reflexionar sobre el papel de la mujer en la sociedad cotidiana, algunas de las cuales son plenamente vigentes en la actualidad.
El título de la exposición, que se puede visitar hasta el 8 de marzo (Día Internacional de la Mujer), rinde homenaje al cancionero homónimo de Maria Aurèlia Campmany para subrayar la representación y la visión que Guinovart tenía de las mujeres, de las que destaca la diversidad y la fuerza.
Más allá de la temática central, en las obras seleccionadas se pueden ver ya algunos símbolos que se convertirán en una constante en el resto de su trayectoria. Es el caso de la paloma como representación de libertad e inocencia; de los ojos románicos cuando habla de figuras realistas, o de la siega como metáfora de la tierra y del ciclo vital.
El artista crítico que transforma la injusticia en arte comprometido
En el folleto explicativo de la muestra se destaca una obra que representa a una niña con un trozo de sandía en la mano. Según Maria Guinovart, esta imagen resulta plenamente actual, especialmente al recordar la guerra de Gaza, una causa que habría comprometido profundamente a Guinovart por su trayectoria de denuncia social y compromiso ético. Este cuadro no solo refleja la sensibilidad y la fuerza plástica propia del artista, sino que se convierte en un símbolo universal de la infancia vulnerable y de la esperanza frente a la injusticia. Así, la exposición conecta el legado crítico de Guinovart con los problemas de hoy, mostrando que su obra trasciende el tiempo y sigue interpelando a la sociedad para no callar ante las injusticias.