Almatret, uno de los primeros municipios en tomar medidas contra el mejillón cebra
El ayuntamiento instala filtros de 0,2 milímetros en la renovación de la red de agua

La alcaldesa, Jennifer Nadal, muestra los tres filtros que evitan la entrada del molusco a la red de agua. - PAU PASCUAL PRAT
“Era más difícil elegir los equipos que ponerlos después, pero estudiamos bien los problemas que teníamos, nos asesoramos y los hemos solucionado”, explica Jennifer Nadal alcaldesa de Almatret, uno de los primeros municipios de la demarcación de Lleida que ha tomado medidas para evitar que el mejillón cebra infeste su red de agua de boca. “Los mejillones y las gambas llegaban hasta la potabilizadora”, recuerda Nadal.
Almatret capta el agua de boca del embalse de Riba-roja, en el Ebro, que lleva más de veinte años colonizado por el molusco, una especie invasora con una vertiginosa capacidad de expansión que le ha llevado a alcanzar en balsas de Lleida concentraciones de 40.000 ejemplares por metro cuadrado.
El sistema de protección frente al mejillón cebra se encuentra en la primera de las tres estaciones de bombeo que integran, junto con la potabilizadora que cierra el proceso de tratamiento, el sistema de abastecimiento de las viviendas y las granjas de Almatret. “Lo importante era eliminar el mejillón cebra y la materia orgánica en la captación”, el primero para evitar que colonizara las tuberías y la segunda para no generar un compuesto químico cancerígeno como el trihalometano al tratarla después con cloro, explica la alcaldesa.
“Optamos por instalar tres filtros de anillas que realizan la filtración a 200 micras (0,2 milímetros)”, señala Nadal, para aplicar inmediatamente una cloración de choque con hipoclorito para asegurar el resultado. “Está claro que los trihalometanos bajarán, porque con este sistema se elimina prácticamente el 100% de la materia orgánica”, anota.
El consistorio rechazó aplicar otros sistemas, como la ósmosis, por su elevado coste.
La habilitación de los filtros se ha incluido dentro del proyecto de renovación de la captación y el transporte del agua desde el pantano hacia el pueblo, una inversión de más de 600.000 euros que completa la anterior de las redes del casco urbano, con la sustitución de las tuberías de fibrocemento por otras de poliuretano. La infraestructura es de una magnitud considerable: salva, soterrada, un desnivel de casi 400 metros y una distancia de alrededor de 7 kilómetros entre la toma en el Ebro y las casas, en el único pueblo de media montaña (está a 464 metros sobre el nivel del mar) de todo el Segrià. Incluye una toma para camiones de los Bomberos.
La renovación del sistema, cuya instalación se ha prolongado a lo largo de tres años, debería asegurar la resolución de otros tres problemas que presentaba el abastecimiento de agua de Almatret: la turbiedad ocasional del agua, la presencia de pesticidas, especialmente el metolacloro durante la campaña de riegos y cuando las lluvias intensas lavaban los campos cercanos y, también, la necesidad de acarrear el agua con cisternas en verano, cuando los apenas 200 habitantes reales de Almatret (hay 305 empadronados) se triplican con creces para superar el millar.
“Ahora estaremos más tranquilos en verano”, apunta. Almatret dispone de una concesión de 120.000 m3 anuales de agua del embalse de Riba-roja, y tiene otra pendiente de habilitar con infraestructuras.