'Diada' perimetrada y con control de acceso

El experimento funcionó y todos hablaron maravillas. Había ganas de celebrar Sant Jordi fuera como fuera y Lleida vivió una diada insólita concentrada en la avenida Francesc Macià.

Un espacio perimetrado con vallas metálicas, con un acceso en cada extremo en los que, en las horas puntas (al mediodía y a media tarde, se formaron colas que el público aguantó con ilusión. Desde las nueve de la mañana y hasta las nueve de la noche, un total de 16 paradas se distribuyeron a lo largo de la avenida, alternándose los puestos de las librerías y editoriales con los de las floristerías.

En la entrada más cercana al Pont Vell, la parada institucional de la Paeria no se cansó de repartir durante toda la jornada la ya tradicional Escata de Drac, un pequeño volumen con relatos cortos que este año firmaron Miquel Àngel Estradé, David Marín, Núria Miret, Pepa Roma y Ramona Solé. También se repartió la del año pasado que, como tantas otras actividades culturales, sufrió la pandemia.

Cabe recordar que la Paeria solo pudo repartir hace un año la Escata de 2020 entre los profesionales del Arnau y los ingresados en el hospital. Al lado de cada parada, incluso de alguna de flores, escritores de Ponent se fueron alternando todo el día firmando ejemplares de sus libros, desde Pep Coll, Antoni Gelonch, Marta Alòs y Antonieta Jarne hasta Montse Sanjuan, Anna Sàez, Pau Juvillà, Ramona Solé, Magda Gregori, Emili Baldellou, Jordi Villacampa o Ivet Eroles, entre otros.

Fue la primera vez que se organizó una diada conjunta y libreros y editores pudieron verse así las caras en esta jornada..