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Vocabulario médico en catalán

El doctor Antoni Beltran reúne en 'Ensenya'm la llengua' centenares de palabras y expresiones del ámbito sanitario

“Para decir 'nyanyo' en lugar de chichón”

Antoni Beltran, amb la nova edició d’‘Ensenya’m la llengua’.

Antoni Beltran, con la nueva edición de ‘Ensenya’m la llengua’.

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Con cerca de cuatro décadas de experiencia como médico de familia, la mayor parte en Sant Feliu de Guíxols, Antoni Beltran (Matadepera, 1955) ha compaginado desde hace años la consulta con la labor de ‘rescate’ y ahora difusión de centenares de palabras y expresiones del ámbito de la salud, que ha recopilado en el libro Ensenya’m la llengua (Ed. Gavarres) y que a principios de este mes presentó en un acto en el Col·legi Oficial de Metges de Lleida. “No es un vocabulario antiguo, sino que son palabras y expresiones en catalán totalmente necesarias porque, más pronto o más tarde, todos vamos a ver al médico”, explicó Beltran a SEGRE. “Vi que se estaba perdiendo un léxico que hacían servir los abuelos pero que los nietos de hoy habían castellanizado”, remarcó. Y es que “el libro va dirigido en especial a médicos, enfermeras y también al mundo de la enseñanza, pero es un vocabulario interesante para todo el mundo, porque todos hablamos de nuestra salud, y se trata de que, por ejemplo, las nuevas generaciones digan ‘nyanyo’ en lugar de chichón o ‘estrebades’ o ‘revinclades’ en cuentas de tirón”. “La gente viene a la consulta con pitidos en las orejas, pero no con ‘xiulets’, o con sarpullits en lugar de ‘granitxades’ o ‘favasses’, por no hablar de los que s’atraganten en cuentas de ‘s’ennueguen’”, repasó el doctor.

El libro está estructurado con capítulos referidos a las diferentes partes del cuerpo, los sentidos, los remedios y tratamientos e incluso modernismos y palabras en argot como ‘flipar’ o ‘al·lucinar’. “Hay muchos profesionales jóvenes de la sanidad que han venido de fuera de Catalunya en los últimos años y no hablan catalán. Este libro les podría ayudar porque los médicos son universitarios, con muchos años de estudios y de másters, por lo que no les debería de costar demasiado pasarse al catalán con sus pacientes. Solo es cuestión de voluntad”, concluyó.

Vivió de niño en La Vall de Boí y unos años después en L’Albagés

■ El padre de Antoni Beltran, también de nombre Antoni, fue asimismo doctor de familia con destinos que pasaron por Ponent. A finales de los 50 y principios de los 60, ejerció en La Vall de Boí. “Cuando tenía entre 4 y 6 años vivíamos en Boí, justo durante la construcción de la presa de Cavallers, y recuerdo que mi padre iba en mula por un camino para pasar visita en Taüll”, recordó el autor de Ensenya’m la llengua, que después vivió durante tres o cuatro años en L’Albagés. Dos destinos profesionales de su padre que en él también le han dejado huella lingüística. Así, “en el libro repaso palabras muy de uso en las tierras de Lleida, como ‘les popes’ de las mujeres o el ‘mandongo’, que aún recuerdo de mis años de niño en L’Albagés cuando las familias hacían la matanza del cerdo en plena calle, o también la tradicional ‘cassola de tros’ de Les Garrigues”.

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