Oleada de solidaridad para salvar el festival Paupaterres de Tàrrega: “yo no reclamaré la entrada”
El seguro no se hace cargo de las pérdidas por un error humano en la documentación y obliga a pagar de su bolsillo los grupos programados como si hubieran actuado a pesar de cancelar toda la jornada por la dana

Oleada de solidaridad para salvar el festival Paupaterres de Tàrrega: “no yo reclamaré la entrada”
El festival Paupaterres de Tàrrega, uno de los acontecimientos culturales más estimados e históricos de Ponent, vive horas decisivas después de la cancelación forzada de la jornada del sábado por la DANA que afectó al escenario e hizo inviable continuar con los conciertos.
La Asociación Paupaterres, entidad sin ánimo de lucro responsable del festival, explicó que el futuro del proyecto peligra gravemente, ya que el seguro no cubrirá los daños a causa de un error humano en la documentación, y eso obliga a que, hoy por hoy, tendrá que pagar de su bolsillo los grupos programados como si hubieran actuado a pesar de cancelar toda la jornada por la dana, que afectó la estructura del escenario e hizo imposible mantener los conciertos con seguridad.
Sin embargo, lejos de la resignación, el festival ha recibido una respuesta colectiva ejemplar. Más de cincuenta voluntarios acudieron el sábado mismo a desmontar y limpiar las instalaciones afectadas, en un acto que la organización describe como “uno de los momentos más bonitos y emotivos” de la historia del festival. “Todo el mundo se volcó y quedó demostrado en que el Paupaterres es una gran familia”, afirmaron.
Además, usuarios han mostrado a las redes su apoyo con un mensaje claro: no reclamarán el retorno de las entradas. Con la etiqueta #JoNoReclamaré, la comunidad se empieza a movilizar para dar apoyo económico y emocional en el festival.

Paupaterres
La entidad ha agradecido profundamente estos gestos y está trabajando con QR4events para gestionar el retorno de las entradas para quien lo desee, aunque pide paciencia y confía en que muchos harán el esfuerzo de no reclamar el importe.
El concejal de Cultura de Tàrrega, Miquel Nadal, ha mostrado el compromiso del Ayuntamiento con el festival y ha asegurado que “seguiremos apostando para que el Paupaterres sea el festival de música de Ponent”. También ha abierto la puerta a buscar ayudas de otras administraciones.
Finalmente, la organización y el consistorio estudian fórmulas para reprogramar alguno de los conciertos anulados y generar ingresos que ayuden a paliar el golpe económico.
A su vez, la editorial del Nova Tàrrega es explícita: Salvemos el Paupaterres
Salvemos el Paupaterres
Es inadmisible que un error administrativo, un simple descuido humano en un seguro, pueda poner en riesgo la continuidad de un proyecto de tanta trascendencia social y cultural. ¿Qué dice eso de nosotros, como país? ¿Quizás la cultura que se hace desde la base es prescindible? ¿Si no hay beneficio empresarial detrás, todo se puede pasar por alto?
No. No lo podemos permitir. No podemos mirar hacia otro lado mientras quien mantiene viva la cultura en los pueblos, en las calles, en aquellos espacios donde la industria cultural no llega, se cae por el peso de las adversidades y la falta de apoyo.
El Paupaterres ha sido, es y tiene que seguir siendo un espacio de encuentro, de experimentación artística, de descubrimiento musical y de reivindicación territorial. Más de 12.000 personas esperaban volver este año llenando de nuevo la ciudad de Tàrrega. Y hace falta que lo puedan hacer también el año próximo.
Claro está que las ayudas públicas han estado presentes en la organización. Pero quizás toca hacer más. Ahora toca pasar de las palabras a los hechos. Si realmente queremos una cultura descentralizada, participativa y democrática, las instituciones tienen que actuar con urgencia, aportando recursos y coberturas reales a proyectos como este. No es caro ni es complicado: sólo hace falta voluntad.
Y también nos toca a nosotros, como público. Cada entrada no reclamada, cada mensaje de apoyo a las redes, cada donación, por pequeña que sea, es un grano de arena por evitar que este festival desaparezca. Cuando decimos yo no reclamaré no sólo estamos renunciando a un dinero; estamos diciendo que la cultura no tiene precio, que seguimos creyendo en propuestas hechas con el corazón, que sabemos reconocer el valor del trabajo colectivo.
El Paupaterres ha sido construido, año tras año, con esfuerzo voluntario, entusiasmo joven y compromiso territorial. Ahora es la hora de devolverles todo eso. Si dejamos caer proyectos como este, lo que se rompe no es sólo un festival. Lo que se rompe es una manera de entender la cultura: desde el pueblo, para el pueblo, y con el pueblo.
No lo dejemos caer. Salvemos el Paupaterres. Ahora más que nunca.