ENTREVISTA
Vicenç Villatoro: "No sabría vivir sin escribir, ni escribir sin vivir"

Vicenç Villatoro - JORDI ECHEVARRIA
Vicenç Villatoro (Terrassa, 1957) publica Polonesa (Proa), una novela ambientada en la Varsovia del fin de la Guerra Fría que pretende mucho más que contar una historia sobre espías, y que ayer presentó en Lleida (Caselles).
¿El tema principal de ‘Polonesa’ es la identidad?
Sí. En una novela existen distintos niveles: la trama, la circunstancia y el tema de fondo, lo que me mueve a escribir que, en este caso, es la pregunta sobre la identidad. Me interesa cómo respondemos a “¿usted qué es?”, que tiene muchas respuestas correctas –profesión, procedencia, lengua, religión, o incluso un equipo de fútbol–, aunque no todas con el mismo peso. La novela plantea si lo que somos es algo heredado, elegido o definido por los demás e intenta abordar qué somos, qué es verdad y qué es mentira, a través de una historia. No de un ensayo disfrazado.
¿De dónde surge su preocupación por esta cuestión?
No lo sé con certeza pero viene de lejos, desde mi primera novela. Quizás tenga que ver con mis orígenes familiares: mi padre era andaluz y mi madre, de Terrassa, por lo que en casa convivían lenguas y pertenencias distintas. No diría que estoy obsesionado con el tema pero me importa y, como escribo sobre lo que me importa, busco historias para explorarlo.
El proceso de escritura le tomó unos 14 años. ¿Su mirada ha evolucionado durante este tiempo?
Relativamente. El proyecto esencial de la novela –una historia de espías, y cómo empezaba y acababa– estaba decidido desde el principio, pero la trama era compleja y era fácil encallarse. Cuando eso ocurre, normalmente el problema no está en la última página escrita, sino en la primera. Prefería dejarla reposar y volver más tarde, por eso el proceso se alargó tanto.
¿Qué desafíos supone escribir un personaje tan complejo como su protagonista en primera apersona?
Es complicado, sobre todo conseguir que el lector no lo note. Los retos técnicos deben ser visibles solo para el escritor (u otros escritores). En este caso, el personaje anuncia en la primera frase que es un mentiroso. Entonces, surge la dificultad: ¿cómo escribir en primera persona la historia de alguien que admite mentir y, aun así, lograr que el lector le crea?
¿También miente al lector?
Las verdades que puede decir son contradictorias... Y hasta aquí puedo leer.
Después de tantos años dedicados a la literatura, ¿qué le empuja a continuar escribiendo?
Vivir. No escribo para vivir, ni vivo para escribir. Pero tengo la sensación de hacer dos cosas a la vez, como si fueran dos caras de la misma moneda. Yo no sabría escribir sin vivir, igual que no sabría vivir sin escribir. Ejercer de periodista abrió muchos mundos y me ha permitido vivir intensamente. El día que se me acabe la capacidad de sentir, dejaré de escribir. Pero ese día todavía no ha llegado.