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Néstor Bayona, director de orquesta: "Estrenar Ravel en mi ciudad y en la de Viñes es un honor"

Néstor Bayona (Lleida, 1985) dirigirá el domingo la Orquestra Simfònica del Vallès en el Auditori Enric Granados para el estreno en España de Preludio y Danza de Sémiramis. La obra, cuya autoría se atribuyó a Maurice Ravel gracias a una anotación en el diario de Ricard Viñes, amigo íntimo del compositor, se interpretará por cuarta vez en el mundo. El repertorio se completará con la versión integral de El sombrero de tres picos de Manuel de Falla, con la participación de la violinista Arabella Steinbacher y la soprano leridana Montserrat Seró.

Néstor Bayona

Néstor BayonaGRZESIEK MART

Núria Codony
LLEIDA

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Néstor Bayona empezó a tocar el piano de niño en el Conservatori de Lleida, donde descubrió su pasión por dirigir. Continuó su formación en ciudades como Manchester o Berlín, hasta que en el año 2023 fue nombrado director residente de la Orquesta Sinfónica Nacional de la Radio Polaca. Su trayectoria internacional le ha permitido dirigir obras de primer nivel por toda Europa, aunque en ocasiones, como la del próximo domingo, regresa a la ciudad que le hizo descubrir la música. 

Esta será la cuarta vez que Sémiramis de Ravel se interpreta en todo el mundo. ¿Le emociona volver a casa para dirigir este programa? 

¡Muchísimo! Poder acercar a mi ciudad natal esta obra de Ravel es todo un honor y un privilegio. Lo vinculo mucho con Ricard Viñes, porque gracias a su diario se ha confirmado la autoría de la partitura, y poder hacerla sonar también en su ciudad me satisface. Existe toda esta conexión con Viñes sin estar él explícitamente dentro como compositor. Todo este programa tiene una historia detrás porque no solo se interpreta a Ravel, sino que también se incluye a Falla, que es un compositor que rompió moldes. Además, el Auditori Enric Granados es uno de los mejores que tenemos a nivel estatal, así que es un orgullo presentar una obra de tanto nivel aquí. 

La partitura se atribuyó a Ravel gracias a una anotación de Viñes. ¿Cómo fue ese proceso de confirmación de autoría? 

En el diario de Viñes se encontró la siguiente frase escrita en castellano: “Esta mañana fui al Conservatorio de París para asistir a la interpretación de Semiramis de Ravel; es muy bonita y tiene todo un sabor oriental.” Este apunte fue clave para determinar de quién era la partitura, ya que no estaba firmada. Una de las curiosidades de esta historia es que la letra “a” en la escritura de Ravel tenía un trazo muy característico. Se intuía que, por las identificaciones que aparecían escritas en la partitura, podía ser de Ravel, pero nunca se había podido confirmar hasta ahora. 

¿Cómo se construye la idea artística detrás del programa? 

La propuesta nació a partir de El sombrero de tres picos. Contacté con Ravel Ediciones para proponer este programa porque para mí era la mejor forma de estrenar Sémiramis en España. La obra combina un preludio y una danza que es una habanera, lo que conecta naturalmente con la Havanaise de Saint-Saëns. Todo encaja de forma orgánica. Además, la participación de la soprano leridana Montserrat Seró refuerza la relación con Lleida. 

¿Cuál diría que es su proceso interpretativo como director, especialmente cuando trabaja con obras tan desconocidas? 

No existe ninguna referencia previa de cómo debería sonar Sémiramis. Por eso, para mí, la única brújula fiable es la partitura. Las anotaciones del compositor están ahí, como si un pintor hubiera dejado su trazo en el lienzo. Primero los directores construimos esa concepción interna de la obra con nuestro estudio, y luego, cuando estamos delante de la orquesta, proponemos esa visión. Ahí es donde se produce el diálogo con los músicos. Eso es lo que estoy experimentando con la Orquestra Simfònica del Vallès: ese diálogo, ese “vamos a encontrar esto que Ravel quería”. 

¿Cómo supo que quería dedicarse a dirigir orquestas? 

Lo tuve claro la primera vez que vi a un director de orquesta a los 11 años, en el Auditori. Me fascinó la magia de que, con las manos, se pueda expresar lo que pone en una partitura. Eso requiere dominar un instrumento. 

¿Ricard Viñes le inspira en su trabajo como director? 

Fue un gran divulgador de la música de su tiempo. Siempre reivindico esa misma actitud, la de dar voz a compositores actuales. Como hacía Viñes, que combinaba clásicos como Beethoven o Bach con obras de autores de su época, desconocidos entonces, como Claude Debussy o Manuel Blancafort. 

Es el director artístico del Concurso Internacional de Piano Ricard Viñes. ¿Cuál es la función de la iniciativa? 

En la edición pasada triplicamos las inscripciones al concurso y estamos muy satisfechos con la acogida que ha tenido. Mi misión es intentar elevar la figura de Viñes (del que se conmemora su 150 aniversario), pero también ser una plataforma para las jóvenes promesas que quieren introducirse dentro de este mundo tan competitivo. Así es como yo entiendo los concursos, como una herramienta para que los concursantes puedan expresar su individualidad y tengan Lleida y Viñes como un lugar de referencia al que siempre puedan volver. 

¿Ser hijo de un artista visual como Albert Bayona ha determinado su vocación? 

Si soy pianista es gracias a mi madre, Marina Pifarré, y si soy artista es gracias a mi padre. Aquello que admiro más de él es su necesidad constante de redefinirse. Un artista tiene que estar siempre reinventándose.

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