Robe Iniesta, 1962 – 2025

Ricardo Rubio - Europa Press - Archivo
Muere la voz del rock transgresivo, Robe Iniesta, Extremoduro. Si hubiera nacido en Madrid los plastas de la cultura española lo habrían envuelto y lamido en alguna movida suya, al estilo Alaska, Summers o compañía. Pero como nació en Extremadura le dieron la espalda y voló libre, y pudo cantar aquello que le dio la gana cuando le dio la gana. No le importó cantar, en los inicios y cuando la droga todavía no mataba, que Dios creó Extremadura en una cagada de última hora, cosa que le cerró las puertas en su propio país.
Los primero años de excesos le dejaron la voz ronca, casi violenta, desafiante. Nos apartaba, y a la vez nos hipnotizaba. Porque lo acompañaba un rock salvaje, marrano, que se le caía perfectamente. Este fue el éxito de Extremoduro. Voz, música y letra desbarrada, espacio para los poetas del underground, para los seguidores de aquello alternativo que buscaban quién les guiara, quizás un Jesucristo García. Iniesta hacía poesía sucia: sangre y hígado para hablar del amor. Confrontaba García Lorca al grito de Puta. Gritaba angustiado donde estaban a sus amigos de la prisión. Cantaba a todo el mundo que se fuera a la mierda.
La otra gran cara de este movimiento underground, Evaristo Páramos, siempre ha dicho que no le gustaba, Extremoduro. Hace poco Rosalía, al programa de Broncano, dejó entrever que no sabía quién era, Robe Iniesta. La cultura musical de este país.
Iniesta tocó el éxito con Extremoduro y su Yo, minoría absoluta. Y dijo adiós a la transgresión. Después, mostró la pasión por los autores clásicos con su Ley Innata, que lo llevó a rincones conocidos pero explorados de otras maneras: La vida, la muerte y el amor. Ya como Robe publicó Mayéutica, continuación natural, y ha cerrado su cronología musical con un excelente Se nos lleva el aire. Dentro hay una joya, la redención de su vida a El Poder del Arte y un despido para irse tranquilo: Tal vez si pudiera hablarte, de sí fuera cierto que el poder del arte bien nos pudiera salvar de una vida inerte, de una vida triste, de una mala muerte... bien nos pudiera salvar.
Gracias, Robe.