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Morir por ver a su ‘Lérida’

Un espectador del Lérida-Betis, en segunda división, falleció durante el partido tras sufrir un infarto. Trasladado de urgencia al contiguo Hospital Provincial, no se le pudo salvar la vida

El infartado evacuado de la zona de Tribuna. - FONS GÓMEZ VIDAL / ARXIU IEI

El infartado evacuado de la zona de Tribuna. - FONS GÓMEZ VIDAL / ARXIU IEI

José Carlos Miranda

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El domingo 26 de febrero de 1967, el Camp d’Esports se vistió de luto. Durante el transcurso del partido Unión Deportiva Lérida-Betis, correspondiente a la vigésimo segunda jornada del grupo Sur de la Segunda División, un espectador ubicado en la zona de Tribuna se sintió indispuesto y cayó desplomado. En brazos de las asistencias fue evacuado en camilla al próximo Hospital Provincial pero los médicos que le atendieron ya nada pudieron hacer para salvarle la vida. Se trataba de Isidre Camí Tarin, viudo de 62 años, socio de “pedra picada” del club y muy conocido porque regentaba el quiosco La Glorieta, ubicado en el centro del Passeig de Boters, cuando aún no existía la actual Rambla d’Aragó. Su pasión por el Lleida era tal que no abría el establecimiento cuando coincidía con el horario de los partidos. Lo sorprendente fue la escasa incidencia que tuvo el hecho. Hoy en día con los estrictos protocolos existentes el partido se hubiese suspendido, pero en 1967, se continuó jugando como si no hubiese pasado nada. Si se fijan en las fotos pueden apreciar que los espectadores miran más al desarrollo del juego que no a la evacuación a un centro asistencial. Es más, en la zona entre los dos banquillos, el sacerdote del club, Mossèn Queralt, le dio la extremaunción. Al dia siguiente, la Hoja del Lunes explicaba los hechos en un pequeño recuadro, y el martes tanto La Mañana como el Diario de Lérida, lo mencionaban entre líneas. Eso sí, hablaban de “Tragedia”, pero deportiva, porque el Betis ganó 1-4 y dejó a los leridanos al borde del descenso. El club, ese lunes, publicó una esquela. El funeral tuvo lugar por la tarde en la Capilla del cementerio con la presencia de la junta directiva encabezada por el presidente Ramon Vilaltella que esa misma semana acuñó otra de sus memorables frases “Lo Vilaltella no baixa”. Y no bajó. En las últimas ocho jornadas, con el entrenador destituido y Bademunt en el banquillo, el Lérida se salvó con cuatro empates y cuatro victorias.

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