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MOTOCICLISMO

Cervera, el coto de los Márquez

Seis años después, Marc y Àlex vuelven a celebrar por todo lo alto un doblete histórico. La capital de la Segarra casi triplica el número de habitantes con los cerca de 20.000 fans que acudieron ayer a la fiesta

Àlex Márquez conduce por el paseo Jaume Balmes la MotoGP con la que se ha proclamado subcampeón. - LAIA PEDRÓS

Àlex Márquez conduce por el paseo Jaume Balmes la MotoGP con la que se ha proclamado subcampeón. - LAIA PEDRÓS

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Marc y Àlex Márquez la volvieron a liar ayer en Cervera, y de las gordas. No era para menos. Un campeón y subcampeón del mundo de MotoGP nacidos y criados en la capital de la Segarra que, por unas horas, casi triplicó su número de habitantes (10.000) con los cerca de 20.000 seguidores que no se quisieron perder una nueva fiesta de homenaje que, esta vez, se ha hecho de rogar. Han tenido que pasar seis años entre el doblete que lograron en 2019, con el mayor alzando su sexta corona de MotoGP y el menor la de Moto2, y el histórico 1-2 de este casi inigualable 2025.

La fiebre por los Márquez no tiene freno y ayer quedó más que demostrado. Muchos de los seguidores que se acercaron hasta Cervera lo hicieron de madrugada y en moto, desafiando el frío y la paciencia con largas esperas. La recepción oficial en la Paeria, donde les acompañaron la Ministra de Deportes, Pilar Alegría; el Conseller d’Esports de la Generalitat de Catalunya, Berni Álvarez, y el alcalde Jan Pomés, entre otras autoridades, fue el inicio de la gran fiesta.

El primer baño de masas se lo dieron en el balcón del consistorio, desde donde saludaron a los miles de aficionados que abarrotaban la plaza y la calle principal, y que no pararon de jalear el apellido Márquez para elevar la temperatura, que por entonces rozaba los 0 grados. “En estos cuatro años de oscuridad habéis estado ahí apoyándome y hoy toca celebrarlo todos juntos”, espetó un Marc agradecido, mientras que su hermano recordaba cómo ambos recorrían aquellas calles en bicicleta “para entretenernos”, explicó.

A la salida, los dos se acercaron para firmar autógrafos y fotografiarse con sus fans antes de dirigirse hacia la plaza Universitat para subirse a la moto y liderar un convoy de más de 200 motards. Àlex estuvo al manillar de una Panigale de carretera y Marc, por prescripción médica, iba de paquete. Ambos recorrieron el corto trayecto con cientos y cientos de fans agolpados en las vallas hasta la plaza Magdalena de Montclar, donde les esperaban otros miles de seguidores, muchos con banderas rojas y azules con el lema Back2Back (espalda con espalda).

Después de dar una vuelta a la plaza se bajaron y subieron al escenario al son de los acordes de Freed From Desire, de la cantante italiana Gala Rizzatt, y la popular La Morocha, de Luck Ra que Àlex incluso se arrancó a cantar. Ahí empezó la fiesta grande que duró algo más de dos horas, esta vez de día. “Por la noche hace frío y nos hacemos mayores, por eso lo hacemos de día”, bromeaba Marc. Hubo de todo, pero el plato fuerte fue cuando Àlex pilotó la Ducati Desmosedici GP24 con la que se ha proclamado subcampeón del mundo por el paseo Jaume Balmes, al que dio cuatro vueltas a una velocidad que hubiera hecho saltar el radar. “Muy pocas ciudades pueden decir que una MotoGP real ha ido por sus calles”, decía un Marc agradecido a la marca italiana.

Por el escenario, situado al lado del antiguo colegio al que iban los dos hermanos, desfilaron representantes de Ducati Course, con sus directores Davide Tardozzi y Gigi Dall’Igna al frente, y Gresini Racing, liderado por su CEO Nadia Padovani, así como Gemma Pinto y Gabriela Guzmán, las parejas de ambos, sus padres Julià y Roser, y hasta dos pilotos noveles, el brasileño Diogo Moreira, campeón de Moto2, y Máximo Quiles, ‘rookie’ del año en Moto3. Todo ello mientras los hermanos revivían anécdotas y vivencias. Otra aparición sorpresa fue la ‘Alexneta’, la furgoneta con la que Àlex apareció por primera vez en el GP de Jerez, donde logró su primera victoria en la categoría reina. Marc quiso tener un detalle con él y se la regaló en propiedad. “Ya que no puede ganar el coche, que gane la Alexneta”, dijo entre risas.

Hasta hubo un momento para la emoción con el recuerdo al abuelo Ramón, el ‘padrí’ como le llamaban. “Le prometí que la cuarta era la última operación y cumplimos”, recordó Marc. “Era nuestro fan número uno”, decía Àlex con la voz entrecortada. Para acabar, dos mensajes en clave de futuro. “No os podemos prometer que en 2026 estaremos aquí, pero lo vamos a intentar”, afirmaba Marc, mientras que Àlex respondía: “Si os dicen que es imposible, no es imposible, solo es intentarlo”.

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