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El paro en Lleida cae a niveles de 2008, pero casi la mitad es de larga duración

El perfil de los desempleados sigue siendo claramente femenino en la demarcación

Els contribuents s’enfronten aquests dies a emplenar la declaració de l’IRPF.

La manifestación del Primero de Mayo volverá a ser la protagonista de las calles del centro de la ciudad de Lleida este miércoles

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A las puertas de la celebración el miércoles del Primero de Mayo, los datos del empleo en Lleida arrojan una de cal y otra de arena. Por una parte, en estos momentos el volumen del paro en Lleida es el más bajo en estas fechas desde el año 2008. Sin embargo, el 46% de los desempleados llevan más de un año buscando trabajo sin encontrarlo.

Las oficinas de empleo acabaron el mes de marzo con 17.159 parados que buscaban un empleo en Lleida sin encontrarlo. Es la cifra más baja en estas fechas desde el año 2008, cuando estalló la crisis más grave de las últimas décadas al coincidir la crisis financiera internacional con otros problemas internos, entre ellos el estallido de la burbuja inmobiliaria. Estamos hablando de un descenso de 881 personas con respecto al año pasado. El volumen actual está muy lejos de los 33.160 que se llegaron a acumular en las listas de desempleados en el año 2013. Pese a esta evolución positiva, el análisis no puede olvidarse que también Lleida está lejos de sus mejores momentos. Por ejemplo, en 2008 eran 11.631 los desempleados registrados en marzo y, además, la demarcación estaba acostumbrada a que su número de parados no superara las cuatro cifras y a ser incluso la provincia con menos tasa de personas que buscaban activamente un empleo sin encontrarlo, por poner el análisis en contexto.

Si el descenso del número de desempleados registrados en los listados del Servei d’Ocupació de Catalunya y las estadísticas del Servicio Público de Empleo Estatal es el lado positivo de la moneda, hay que tener en cuenta otros aspectos importantes. Por ejemplo, el hecho de que casi la mitad, en concreto el 46,19%, de los inscritos en estas bases de datos son desempleados de larga duración. Es decir que 7.926 de los 17.159 parados llevan más de un año dentro de los registros. Pero casi uno de cada tres desempleados, hasta un total de 4.997 personas, permanecen más de 24 meses en esta situación. Este es un dato que pone de manifiesto la dificultad de la reincorporación a la actividad laboral activa en función del tiempo que hace que se ha dejado de trabajar. Otro aspecto relevante en este punto es que el paro de larga duración aumenta en volumen en función de la edad de los demandantes de un empleo. Así, por poner un ejemplo, 1.266 de estos desempleados están en el último período de actividad, al superar los 60 años, mientras que otros 945 tienen entre 55 y 59 años, según los datos de la Generalitat. El volumen baja a medida que lo hace la edad y, por ejemplo, representa un colectivo de 596 leridanos de 50 a 54 años.En este punto es importante reflexionar sobre el edadismo, una forma de discriminación laboral por la edad que afecta, en gran medida, al talento senior. Esto implica no sólo su exclusión laboral, sino también un desaprovechamiento del potencial que ofrece en un mundo donde la longevidad es cada vez mayor. Al otro lado de la balanza se sitúan los jóvenes, una generación con inquietudes diferentes, que también encuentran dificultades para incorporarse a las empresas. Otro de los aspectos que destacan en el análisis de la situación del desempleo es que sigue teniendo rostro de mujer. Estas representan un colectivo de 9.924 personas inscritas en las listas del SOC, frente a los 7.235 hombres. Por una parte, hay que tener en cuenta que siguen existiendo los mal llamados techos de cristal, las dificultades que ellas tienen a la hora de acceder al mercado laboral, y también las de prosperar en él. También hay que tener en cuenta factores que las penalizan, como el hecho de que a veces presentan un nivel de disponibilidad restringido porque siguen siendo, en la tercera década del siglo XXI, el colectivo que principalmente se ocupa del cuidado de pequeños y mayores en las familias.Otro de los aspectos que tiene especial interés al estudiar los datos del paro en las comarcas de Lleida es la formación que tienen las personas que están buscando encaje en el mundo laboral. El grueso corresponde a personas con estudios secundarios, que representan 10.560 de los 17.159 en total. Los que cuentan con estudios universitarios, desde el primero al tercer ciclo representan 1.060 y solo hay seis que superen este nivel formativo.Teniendo en cuenta estos datos, la derivada parece obvia y el nivel formativo y la capacidad de reciclaje de las personas que se encuentran en el desempleo aparecen como factores para la incorporación de este colectivo en las empresas.

El paro juvenil, un lastre para poder independizarse en la demarcación

Cada colectivo de parados tiene características y problemas específicos. Si los grupos de más edad se ven en muchas ocasiones discriminados precisamente por ello y el mundo de la economía deja perder en demasiadas ocasiones su experiencia, con los jóvenes las dificultades son otras. Por una parte, buena parte de los empleadores requieren precisamente experiencia a los aspirantes de un contrato, algo difícil para ellos. Por otra, suelen acceder a los contratos más precarios y con salarios bajos, una situación que complica si no imposibilita poder acceder a un piso en alquiler y el acceso a la compra de una vivienda es para la gran mayoría un sueño inalcanzable. Los últimos datos del Servei Català d’Ocupació del mes de marzo reflejan que en Lleida hay 1.420 jóvenes menores de 25 años que están buscando un empleo. Un total de 4.909 de los 17.159 desemplados inscritos en Lleida en el mes de marzo eran de origen extranjero. La gran mayoría proceden de países no comunitarios, con 3.126, frente a los 1.745 del bloque europeo. Este colectivo se puede considerar más “joven” que el de las personas con pasaporte español que buscan un puesto de trabajo. Si el colectivo con más desempleados entre los leridanos es el de mayores de 60 años, con 2.394, entre los migrantes la edad baja sensiblemente. El colectivo más numerosos es el de personas de 45 a 49, con 701 y el de los que tienen entre 40 y 44, un grupo conformado por 700 personas. Por grandes regiones, los europeos representan el colectivo más numeroso registrado en el SOC, con 2.009, de los que los 1.745 llegan de la Unión Europea. Por detrás se sitúan los procedentes del Magreb, con 1.707. Muy por detrás y con cifras muy similares se encuentran los de América central y del sur (519) y los del África Occidental (498).

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