MIGRACIÓN
Los migrantes superan en 7 puntos a los autóctonos en tasa de actividad en Lleida
La brecha se sitúa en tres en empleo y la precariedad dispara el nivel de paro foráneo

La hostelería es, con 849, el sector del emprendimiento con más extranjeros en Lleida.
La entrada en vigor del nuevo Reglamento de Extranjería abre la puerta a regularizar e integrar en el mercado laboral de Lleida a 9.000 extranjeros en unos meses, una aportación que reforzará la presencia de un colectivo que ya se acerca a la cuarta parte de la población activa de la demarcación y que de esa manera rondará los 60.000 miembros.
“Si somos viejos, no podemos trabajar ni tener hijos. Y entonces tiene que venir otra gente, de fuera, para cubrir la demanda. Y, al ser más joven, es normal que tenga una mayor tasa de actividad”, explica gráficamente Joan Ganau, profesor de Geografía de la UdL, sobre los datos que arroja la presencia de extranjeros en Lleida y su creciente (y fundamental) peso en el mercado laboral.
“Los extranjeros representan un 21,45% de la población y un 23,8% de la población activa. Casi uno de cada cuatro activos en Lleida son extranjeros, lo cual es una tasa muy alta. Y la tendencia es a seguir aumentando”, anota.
El cruce de los datos demográficos del INE (Instituto Nacional de Estadística) con los de empleo y de cobertura del desempleo de la Seguridad Social y el ministerio de Trabajo, todos de abril, ofrece varios resultados llamativos sobre el peso de los nuevos leridanos en el mercado laboral de Ponent: su tasa de actividad, que muestra el peso de quienes están trabajando o buscan empleo y el conjunto del grupo poblacional, es casi siete puntos mayor que el de los nativos (54,5% por 47,16%); y, paralelamente, la tasa de inactividad ofrece una brecha de las mismas dimensiones (45,9% por 52,83%) pero en sentido contrario. La población inactiva la integran quienes no trabajan ni lo intentan: niños, estudiantes, jubilados, inválidos y amas de casa y, en el caso de los foráneos, además los sinpapeles.
También la tasa de ocupación es mayor entre los extranjeros que entre los nativos, en este caso con una diferencia de casi tres puntos (47,52% por 44,8%). No obstante, la relación se invierte (58,05% por 72,17%) y la brecha adquiere mayores proporciones (14 puntos) cuando el cálculo se efectúa sobre la población en edad laboral por, precisamente, el mayor peso de los inactivos entre quienes tienen la nacionalidad española.
Ese achique de la población autóctona en edad laboral, por un lado por el envejecimiento (la esperanza de vida ha avanzado cinco años en 25 y se acerca a los 84) y por otro por la menor reposición vegetativa (la tasa de natalidad se ha reducido casi a la mitad en tres lustros y no llega a siete nacimientos al año por mil habitantes), hace que, junto con la situación cercana al pleno empleo que se da en la demarcación, la tasa de empleo de los locales se acerque al 95%, mientras que otros factores como la temporalidad y la precariedad de las ocupaciones dejen por debajo del 80% la de los foranéos y hagan que la de desempleo de estos últimos esté cerca de cuadruplicar la de los primeros (12,16% por 3,14%).
“Parte de los trabajadores extranjeros no tienen trabajo todo el año, tienen una temporalidad elevada, y eso se traduce en una tasa de desempleo mucho más elevada”, indica el geógrafo. No obstante, ese dato sufre enormes fluctuaciones en función del mes. En verano cae por la campaña de la fruta.
En cualquier caso, Ganau, como la práctica totalidad de los expertos en geografía, considera que la llegada de los migrantes resulta imprescindible. “Estamos envejeciendo, y con esta demografía los necesitamos”, señala.
“Esta sustitución que se está dando resulta normal por la estructura de edad de la población local y, también, por la que tienen los sectores productivos de Lleida”, añade.
Los flujos de nacionalización distorsionan los cálculos
Las estadísticas incluyen distorsiones que tiran a la baja el peso de los extranjeros sobre el total. Los ciudadanos con nacionalidades distintas de la española son 13.114 más que los nacidos en otros Estados, una brecha que pasa de 9.000 entre los latinoamericanos y que responde a los hijos de padres foráneos nacidos en España pero pendientes de nacionalizar. Y hay 14.850 personas con nacionalidad española nacidos en otros Estados.
Hostelería y comercio concentran el emprendimiento
La hostelería y el comercio concentran la mitad del emprendimiento de los extranjeros en Lleida, según indican los datos de afiliación de la Seguridad Social. En abril, 849 ciudadanos de nacionalidad foránea se dedicaban como autónomos a la primera de esas actividades, mientras que en la segunda se contabilizaban un total de 788. Suman 1.637 códigos de cotización, que equivalen al 43% de los autónomos de origen extranjero que operan en la demarcación de Ponent. Los 849 empresarios de la hostelería de origen extranjero son la cuarta parte del total de los que se dedican a esa actividad (3.340), en la que tienen una presencia claramente superior a la que ofrecen en el comercio (11,84%), con 786 negocios individuales de 66.338. No obstante, el ramo con mayor presencia del autoempleo extranjero es el del transporte y el almacenamiento, en el que alcanzan una tasa del 26,32% (561 de 2.138). La presencia es más reducida en la construcción, que es el cuarto de los sectores con más de medio millar de emprendedores foráneos y en la que se queda en el 12,07% (560 de 4.638). La tasa de emprendimiento de los extranjeros alcanza el 8% (3.768 autónomos de 46.595 ocupados) frente al 20,3% de los autóctonos. Apenas ha variado desde los 3.467 de hace tres años.