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ENTREVISTA

Manuel Pimentel, exministro de Trabajo: «La UE quiere destinar más a defensa que al campo»

Exministro de Trabajo, escritor y editor, Manuel Pimentel tiene la mirada de quien procede del mundo rural y ha estado en todo lo alto de la política, una dualidad que le permite en esta entrevista analizar la situación de agricultores y ganaderos y lo que llama la venganza del campo. 
Así lo explica en esta entrevista a SEGRE, concedida tras su participación en la entrega de los premios de la Cátedra Vall Companys. Pimentel, gran conocedor de Lleida, destaca la apuesta del sector por la tecnología y la innovación

«La UE quiere destinar más a defensa que al campo» - JORDI ECHEVARRIA

«La UE quiere destinar más a defensa que al campo» - JORDI ECHEVARRIA

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Usted se muestra muy crítico con las restricciones por parte de la Unión Europea para agricultores y ganaderos. ¿Por qué?

Entre 1990 y 2020, durante 30 años, el imaginario europeo ha sido que el campo era para pasear y la alimentación nos dejaba de preocupar. Eso ha hecho que la Unión Europea haya iniciado un proceso de desmantelamiento de su sector agrícola y ganadero. Las consecuencias las estamos viendo: hay menos producción, la demanda crece y por ello los precios empiezan a subir. Es lo que se llama venganza del campo. Lo que nos hace falta con la nueva PAC son actividades de apoyo medio ambiente, de acuerdo, pero también con la garantía para la despensa de los ciudadanos europeos. En el caso concreto de territorios como el de Lleida, es especialmente sangrante esta situación. Lleida tiene, aparte de un peso ganadero y agrícola muy importante, una capa de vanguardia. A veces los ciudadanos del territorio no son conscientes de lo que significa para España, para Europa y para el mundo de vanguardia de tecnologías o nuevas fórmulas. Y eso hace que quien no los conoce crean que simplemente son criadores de cerdo y no sepan la tecnología, la vanguardia, el conocimiento que hay detrás.

En una dualidad tan importante entre campo y ciudad, ¿qué se puede hacer en favor de la España vaciada, para que cada vez lo sea menos?

Primero, hablaría de la mirada. No se puede despreciar, considerar enemigos del medio ambiente al agricultor y al ganadero, ni maltratado animal, porque si no se valoriza la profesión los jóvenes no van a querer venir ni quedarse. Hay que garantizar una infraestructura básica que permita calidad de vida, y los precios agrarios deben responder al esfuerzo y, por tanto, que tengamos explotaciones que permitan una economía familiar razonable. También es muy importante el agua. Es verdad que hay una España vaciada, pero donde hay agua no está vaciada. Están vaciados los secarrales. Tenemos grandes zonas regables y ahí la vida fluye y la economía prospera. Si lo hacemos bien, el mundo rural puede tener un gran dinamismo y mantenimiento de la población.

Habla de regadío y estamos en pleno debate sobre la modernización del Canal d’Urgell.

Conozco las modernizaciones de diferentes zonas regables. En principio, una modernización en genérico es buena, porque permite ahorro de agua y automatización. Hay modernizaciones que se están haciendo muy bien, a un precio razonable, y otras no tanto. Entre todos, hay que exigir a las comunidades de regantes, a la Administración, a todos los afectados, conseguir ese equilibrio, que se pueda obtener lo bueno que tenga la modernización y a un precio adecuado. Otro tema para mí muy importante es que el balance total de agua no se pierda. Que se optimice el agua, pero que no sea una excusa para reducir los caudales. Ir quitando agua sería un error.

¿Quiere decir que no quiten agua a los agricultores para llevarla a Barcelona, como temen algunos regantes leridanos?

Correcto. Así lo entiende todo el mundo.

Volvamos a la venganza del campo, ¿qué significa realmente?

Es simplemente un sector agrario que ha sido perseguido, que deja de producir o produce mucho más caro y, en consecuencia, la oferta de alimentos disminuye y los precios suben mucho. Eso ya ha comenzado. En el 2021 un carro de un supermercado, de un hipermercado lleno costaba 120 euros. Hoy para llenarlo hace falta 220 euros. ¿Es por los intermediarios, se han hecho ricos los distribuidores, los agricultores o los especuladores? No. Sobre todo es por oferta y demanda. Con menos oferta y más demanda, los precios suben. Si seguimos limitando, restringiendo, encareciendo, va a continuar. Yo creo que va a cambiar la mirada, pero si no cambia, el carro de la compra se va a poner a 500 euros. Es tremendo, pero ahora se está viendo con los huevos.

Bruselas muchas veces parece estar muy lejos para negociar, con situaciones muy diferentes entre el norte y el sur mediterráneo.

Europa es muy variada. Pensemos que, si hablamos de ganadería, por ejemplo, estamos hablando desde los renos de Laponia a los toros bravos de la dehesa de Andalucía. Fíjasete qué universo, y en medio tenemos el cerdo, la gallina o los terneros. Es muy variado y por ello muy difícil. Ahora empezamos a negociar la nueva PAC. Yo llevo ya muchas encima y siempre se empieza en máximos. Ahora se habla de rebajar un 30% los fondos, pero eso ha de cambiar. Lo más alarmante para mí es que parte de los europeos quieren destinar menos dinero a la agricultura en conjunto. La agricultura ha de seguir siendo una prioridad en la Unión Europea. Ahora, las cuestiones geopolíticas toman mucha fuerza. Hay guerras y hay que posicionarse en los conflictos, pero no tiene sentido gastar mucho dinero en armas y después tener la despensa vacía. Porque podemos tener un hangar lleno de misiles y no tener una lata de sardinas que llevarnos a la boca. La alimentación es todavía más importante que el misil para ganar cualquier guerra.

¿Está en contra del incremento de fondos para defensa?

No me voy a meter los fondos de defensa, pero creo que estamos hiperventilando un poco. Lo que no tiene ningún sentido es incrementar muchísimo defensa y reducir alimentación. Es un disparate que vamos a pagar. Se plantea una reducción de los fondos de la PAC cuando se multiplica el gasto de defensa.

¿Cómo ve la política hoy en día con reclamaciones de dimisiones a diario, enfrentamientos sin cuartel, crispación?

Vivimos un momento de crispación creciente. Algunos actores creen que cosechan algo crispando y dividiendo y eso no es nada bueno. Yo personalmente, que estoy lejos de la política, voy a intentar crear donde pueda espacios de convivencia, bajar el diapasón, porque veo el futuro de crispaciones crecientes y es terrible.

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