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Adriana Manso, diseñadora de joyas para Rosalía o Miley Cyrus: "He hecho joyas de plástico cuando nadie se atrevía"

La diseñadora tenía 24 años y 300 euros en la cartera cuando decidió fundar su propia firma de bisutería, La Manso

Adriana Manso.

Adriana Manso.

Núria Codony
LÉRIDA

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A pesar de no tener conocimientos previos, se lanzó a la piscina con audacia y muy poca vergüenza, rasgos que definen a la perfección su personalidad. Seis años después, sus anillos se comercializan en todo el mundo y han creado una tendencia sin precedentes. Esta joven polifacética y cautivadora puede decir que se ha convertido en un referente internacional, llegando a vestir las manos de celebridades como Rosalía o Miley Cyrus.

Una de las primeras aficiones que tuvo Adriana Manso fue modelar piezas de plástico de colores con las manos. La diseñadora ha convertido esta tradición de la infancia en un gesto de expresión artística que ha terminado definiendo la identidad de La Manso. Con una comunidad que ya supera los 190.000 seguidores en Instagram, la firma se ha consolidado con un universo visual inconfundible dentro del sector de la joyería contemporánea. En 2023, La Manso abrió su primera flagship store (tienda insignia) en el corazón de Barcelona, muy cerca de la casa donde nació su fundadora. El local fue diseñado con técnicas de impresión 3D para reflejar la estética modernista e innovadora de la marca.

¿Cómo surgió el proyecto de La Manso?

Vengo del mundo del espectáculo. Estudié en el Institut del Teatre y después en la Politècnica de Terrassa, especializándome en iluminación. Trabajé cuatro años en el Liceu y con compañías de teatro. Paralelamente, llevaba la programación musical del bar Ocaña de Barcelona. Desde pequeña había visto a mi abuela haciendo joyas con plásticos de colores, y a menudo las hacíamos juntas. Durante años soñé con emprender un proyecto propio. El teatro tiene un romanticismo evidente, pero al mismo tiempo es un trabajo muy físico y exigente. Necesitaba un cambio. Mi hobby eran las joyas y mi trabajo el teatro; ahora puedo decir que eso ha cambiado: el teatro es mi hobby y la joyería, mi trabajo.

¿Te costó crear una marca desde cero? 

Eso se lleva dentro. Es cuestión de ir probando y todo se va cociendo poco a poco. En el momento en que empecé con mi marca, vivía con Paula Ribó (Rigoberta Bandini), y estábamos en un momento vital similar. Ambas teníamos una gran necesidad de salir de la zona de confort. No estaba segura de que fueran exactamente las joyas, pero quería hacer algo relacionado con la moda. Me llamaba especialmente la atención crear un producto con mis propias manos. Además, hacía años que coleccionaba plásticos, así que decidí crear un proyecto de bisutería de plástico, que al final es lo que siempre había visto hacer a mi abuela.

¿Pensaste que podrías fracasar? 

Cuando inicias un proyecto, lo único que puede pasar es que salga mal. Yo misma recomiendo no tomárselo todo tan en serio. Si no funciona, siempre se puede volver a intentar o volver a donde estabas al principio. Es importante saber reconocer cuándo tienes una idea realmente buena y, al mismo tiempo, detectar cuándo un proyecto no es tan fuerte. No estás atado a una sola propuesta. Antes de La Manso, había probado otros proyectos de bisutería, uno de ropa vintage con una amiga, etc.

¿Sin ser consciente, de alguna manera proyectaste el éxito de La Manso

Adriana Manso.

Adriana Manso.

Sí, en parte. Fui pionera en hacer joyas de plástico y eso creó una necesidad que la gente ni sabía que tenía. No lo considero solo suerte, también fue intuición y ganas de probar. Creo que saber escucharte y experimentar con materiales y formas permite proyectar cosas antes de que el mercado las reconozca.

¿Cómo recuerdas la primera vez que alguna celebridad llevó una joya tuya?

Fue increíble. Tenía 24 años y me creía Dios. Siempre me he considerado una persona muy descarada, así que me sentía imparable. El momento más impactante fue cuando la cantante Miley Cyrus llevó mis anillos en un videoclip. Todo su vestuario y los demás complementos eran de marcas como Dior o Chanel, y las únicas piezas que rompían el patrón eran mis anillos. A partir de ese momento, más famosas como Dua Lipa, Kylie Jenner o Bella Hadid comenzaron a llevar mis diseños y a mostrarlos en sus redes.

Gigantes como AliExpress han copiado tus diseños en múltiples ocasiones. ¿Cómo lo gestionas?

Las primeras veces molestaba un poco, pero cambié de perspectiva cuando una entrevistadora de Vogue US me dijo: “Si AliExpress te copia, es que lo estás haciendo bien”. Es inevitable que te copien, pero al final, las personas que compran anillos de imitación de La Manso por 1 euro no son mi público. No es competencia real porque no es mi target ni lo será. Sí duele cuando marcas pequeñas imitan tus productos, pero eso me ha pasado más recientemente, cuando por suerte ya tengo cierto renombre.

¿Te criticaron mucho por hacer joyas con un material tan polémico como el plástico?

Sí, al principio nadie se atrevía a hacer nada con plástico, y menos diseños de joyería. Tuve que defender mi propuesta, pero fue divertido. El plástico es un material muy interesante, reutilizable y con infinitas posibilidades, y creo que ha sido muy demonizado. La clave es cuidar los detalles y ser coherente con la sostenibilidad y con el producto que ofreces. Por ejemplo, ahora hemos lanzado una colección de piezas hechas con materiales orgánicos como la patata o la cerveza.

¿Cómo ganaste reputación dentro del mundo del lujo y la joyería?

Me sentía un poco intrusa porque no venía del sector del diseño ni de la joyería, pero me fui haciendo un lugar. Trabajar con Jean Paul Gaultier me dio cierta credibilidad y me ayudó a que me tomaran en serio. La Manso refleja mucho mi forma de ser. No sé separar la persona de la marca, así que me limité a ser yo misma.

¿Tienes miedo de pasar de moda o de quedarte sin ideas? 

No. La moda es cíclica y es importante hablar solo cuando tienes cosas que decir. No me preocupa quedarme sin ideas; lo que me preocupa es no tener suficiente presupuesto para llevarlas a cabo. El proyecto es autofinanciado, así que hay que decidir bien en qué invertir y a veces me resulta complicado, ya que siempre tengo propuestas.

¿Creas tú misma todas las piezas? 

Todos los diseños los creo yo y se materializan en mi taller de confección, ubicado en la Plaza Real. Colaboro con diseñadores 3D que imprimen las piezas y con un equipo de renderizadores que me ayudan a perfeccionar los modelos, pero todos los patrones son míos.

¿Todo el mundo está capacitado para emprender?

El emprendimiento implica saber gestionar muy bien las situaciones que te suceden. El emprendedor no debe tener miedo de perder cosas que aún no tiene. Hay que escuchar tu inquietud interior e intentarlo, sin pensarlo demasiado. No vivimos en un país que ayude a los emprendedores, así que la clave es aprender a reinventarse.

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