Los campesinos de Ponent inician la cosecha de manzana Gala con un ligero repunte de producción, pero todavía lejos del potencial
Les altas temperaturas de junio han reducido el calibre de la fruta, aunque el color es óptimo gracias al contraste térmico de julio

Manzanas de la variedad Gala de Manzana de Gerona a la Tallada d'Empordà
Los campesinos de las comarcas de Ponent han empezado esta semana la cosecha de la manzana Gala, una de las variedades más tempranas de la temporada. Según Afrucat, la previsión de producción en Ponent es de 29.170 toneladas, un 6% más que el año pasado, pero todavía un 4% por debajo de la media de los últimos cinco años.
La campaña llega marcada por el fuerte calor de finales de junio, cuando algunos municipios de la plana de Lleida superaron los 40 grados. “cuando sube la temperatura, el árbol detiene el proceso de maduración y eso repercute en el calibre”, explica Manel Cònsola, campesino de Bell-lloc d'Urgell. En sus fincas, las manzanas se mueven entre los 68 y 73 milímetros de diámetro, el intervalo óptimo para la Gala, pero con menos ejemplares de los calibres mayores.
Sin embargo, el contraste térmico de julio ha favorecido un color “perfecto” del fruto. “Las dos semanas de fresco en julio ayudaron mucho”, afirma Cònsola, que prevé unos precios “aceptables” para la campaña. Después de la Gala, la cosecha seguirá con Golden Suprema, Reineta y Reineta Golden, para cerrar con la Golden Granny en septiembre.
En el conjunto de Catalunya, Afrucat prevé una producción de 260.790 toneladas de manzanas, casi la mitad de variedad Golden (115.065 toneladas), seguimiento de la Gala (50.160) y la Granny Smith (36.130).
Cònsola alerta de que el sector sufre una “baja importante” de producción por el impacto del cambio climático, que reduce el rendimiento por hectárea, acelera la maduración y acorta los periodos de cosecha. “Cada vez tenemos que arrancar más árboles porque la fruta no coge color o es demasiado blanda. Está cambiando todo”, lamenta.
Esta campaña, la sequía no ha sido un problema, pero sí las granizadas. Algunas fincas de Cònsola han perdido hasta el 100% de la producción, mientras que otros se han salvado gracias a las redes antipiedra. “Sin la malla, las pérdidas habrían sido del 40%”, concluye.