«Cuesta llegar a los más jóvenes, pero trabajar en la prevención es básico»

María Ramírez Hidalgo, referente en enfermedades infecciosas de Arnau y Santa Maria. - ICS
¿Cómo se tratan este tipo de patologías en el Arnau y el Santa Maria?.
Tenemos una consulta específica para estas infecciones, pero de momento está limitada a los pacientes dentro del hospital, por ejemplo aquellos que son derivados a Urgencias. Porque la mayoría se pueden controlar desde la medicina comunitaria y nosotros atendemos aquellas que necesitan una atención más especializada, como pacientes con las defensas bajas o que son resistentes a los antiobióticos habituales.
¿Por qué aumentan los casos?
Hay dos vías que lo explican. Hay un cambio de conducta entre la gente joven y también entre la no tan joven. Nos olvidamos de que existen las enfermedades de transmisión sexual y no buscamos protección. Intentamos evitar el embarazo, pero en cambio no nos protegemos de las infecciones. Entre los jóvenes, hay más cambios de pareja y empiezan a tener relaciones a edades más tempranas. También hay conductas de riesgo, como el consumo de drogas, además del descenso del uso del preservativo, porque lo que está claro es que el sexo sin protección es lo que está diseminando estas enfermedades.
¿Y la segunda vía?
Hemos mejorado las técnicas de detección e incluso podemos diagnosticar una clamidia antes siquiera de que la persona note que la tiene.
¿Qué tratamiento hay para las más habituales?.
Para gonorrea y clamidia el tratamiento es antibiótico y no suele haber resistencia. Sí lo hay en un 30% de los casos que detectamos de mycoplasma genitalium, otro tipo de infección que también está aumentando.
¿Ahora se hacen más pruebas?
Sí. Por ejemplo, desde Urgencias estamos implantado un servicio para ofrecer a todo el mundo que quiera, aunque venga por un dolor de muelas, a que se haga una prueba de detección rápida de VIH y otras enfermedades de transmisión sexual. Pero llegamos a un porcentaje muy pequeño de la población, porque lo que acude a nosotros son pacientes ya infectados y lo que hacemos es darles información para evitar que vuelvan a infectarse. Por eso, es vital el trabajo de prevención en la comunidad. Además, hay que tener muy claro que si adquiero una infección y luego me curo, si vuelvo a tener relaciones sexuales sin protección y me infecto, puedo cogerla las veces que haga falta. Es decir, no genera inmunidad para infecciones futuras.
¿Falta educación sexual?.
Su papel es básico para trabajar la prevención. Tenemos un grupo de trabajo con presencia de diferentes ámbitos de la comunidad para intentar llegar a todo el mundo y, en especial, a la gente joven.
¿No les llega el mensaje?
Cuesta llegar a los jóvenes, claro, porque ellos son adolescentes y nosotros adultos, cuesta transmitir el mensaje y que lo entiendan. Pero cuando les pasa, es tarde, por lo que debemos seguir trabajando en la prevención. Por ejemplo con campañas de detección como la que hicimos el año pasado en la Facultad de Agrónomos, recogiendo muestras de orina para la gente que quisiera saber si tenía alguna infección. Porque este tipo de acciones ayudan a concienciar.
¿Es buena la información que recibimos?
Acceder a fuentes de información fiables y contrastadas es básico para todas las cosas de la medicina, no solo en estos casos.
Sin olvidar el estigma.
Claro, lo hay, pero creo que también que entre los adolescentes existe la idea de que “a mí no me va a pasar. Sí que existe, pero a mí no me pasará”, hasta que esto pasa. Mucha gente joven que viene a mi consulta con una infección complicada no tienen la percepción de que sea grave. No existe una sensación de riesgo.
¿Es un problema de salud pública?
Sí, podemos decir que sí lo es. Pero no solo aquí en Lleida, también en Catalunya, España y en toda Europa. Por ello debemos seguir haciendo campañas para impulsar el uso del preservativo y seguir formando, informando y concienciando.