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De matrículas a cochecitos olvidados: el curioso archivo de objetos perdidos de la Guardia Urbana de Lleida

La oficina Troballes acumula cada año dos mil artículos y emprende una investigación casi detectivesca para devolverlos a sus propietarios

Placas de matrícula ‘extraviadas’. - MAGDALENA ALTISENT

Placas de matrícula ‘extraviadas’. - MAGDALENA ALTISENT

Sònia Espín

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Carteras, llaves y teléfonos móviles son los más comunes, pero en la oficina de objetos perdidos de la Guardia Urbana, que se denomina Troballes, también se encuentran actualmente media docena de placas de matrícula, andadores, portátiles, maletas llenas de ropa, gafas, cascos de moto y bicicleta, bolsas, zapatos de bebé desparejados e incluso un recambio nuevo de una máquina agrícola y un conjunto de herramientas y guantes que posiblemente un ladrón tenía preparados para cometer un delito.

El responsable de la oficina, devolviendo la documentación y la cartera a su propietario. - MAGDALENA ALTISENT

El responsable de la oficina, devolviendo la documentación y la cartera a su propietario. - MAGDALENA ALTISENT

Este año ya ha recibido dos mil objetos, que llevan ciudadanos particulares que los encuentran, patrullas o trabajadores a la vía pública, como jardineros. Y entonces empieza la tarea de investigación del responsable de la oficina, Josep Borges, para localizar a sus propietarios y llamarlos para que vayan a recuperarlos. “Removemos cielo y tierra para encontrarlos”, asegura, y remarca que el número de objetos va en aumento año tras año, porque se pierden más o porque este servicio es más conocido. “Es un trabajo inacabable”, subraya.

Gafas|Ojeras graduadas y de solo, otro objeto clásico que se pierde. - MAGDALENA ALTISENT

Gafas|Ojeras graduadas y de solo, otro objeto clásico que se pierde. - MAGDALENA ALTISENT

Los objetos permanecen en la oficina, o en un almacén en el sótano, durante seis meses. Si no puede ser identificado su amo o alguien los reclama, si están en buen estado, los remiten a Cáritas o alguna fundación y envían las documentaciones a los emisores. Lo que no se puede aprovechar, es destruido.

Zapatos de bebé olvidados en un autobús urbano. - MAGDALENA ALTISENT

Zapatos de bebé olvidados en un autobús urbano. - MAGDALENA ALTISENT

Borges apunta que ha vivido casos curiosos como el de un estudiante que en dos o tres meses perdió (y recuperó) la cartera tres veces, o madres que recogen a su bebé en la guardería, lo ponen en el coche y olvidan el cochecito en la acera. Explica también que hace unos días encontraron uno móvil y una bandolera que resultaron ser de una personalidad de Lleida ya grande y que una vez recuperaron documentos que habían perdido representantes del ministerio de Defensa “de un país muy importante”. Señala también que en una ocasión localizaron a la propietaria de una bolsa muy cara y cuando vino a recogerla lo único que le importaba fue si dentro había una foto de su madre.

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