SEGRE

PANORAMA

Verdades y mentiras del caso Palau

El juicio sobre el saqueo de la institución y la supuesta utilización por parte de CDC va mucho más allá || El proceso tiene un componente político en el que Artur Mas puede jugarse el futuro

Emilio Sánchez-Ulled.

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Dice el refrán que nada es verdad ni es mentira, que todo depende del color del cristal con que se mira. Pues bien, en torno al caso Palau hay tantos colores como nos queramos imaginar. El arranque del juicio fue, cuando menos espectacular, con Félix Millet, el que fuera máximo responsable de la institución cultural, tirando los trastos contra CDC: “Ferrovial hacía donaciones al Palau para que el dinero fuera a Convergència a cambio de que CDC le diera obra pública. Esta es la verdad”. Jordi Montull, ex número dos del Palau, fue más allá que su hija y llegó a decir que el partido incrementó las mordidas del 3 al 4% porque quería más dinero. El exgerente de Convergència Daniel Osàcar, como era de esperar, lo negó todo en el juicio, al igual que los exresponsables de Ferrovial, que situaron sus millonarias entregas de dinero al Palau estrictamente en el patrocinio para ganar imagen en Catalunya. El resumen de la semana judicial se cierra con declaraciones de dos empresarios que admitieron girar facturas al Palau, por orden de CDC, para cobrar servicios efectuados al partido.

Estas son las claves del inicio del juicio, pero sus consecuencias van mucho más allá, con un claro trasfondo político, en el que Artur Mas puede ser el gran perjudicado. La oposición contraria al proceso soberanista le acusa de intentar “esconderse tras una estelada” o demandas de independencia precisamente para “escapar” de la causa sobre la presunta corrupción de la extinta Convergència. Todos a una, incluida la CUP, han reclamado su comparecencia parlamentaria. Artur Mas, bregado en mil y una batallas políticas, se ha apresurado a ofrecerse para dar todas las explicaciones que se le reclame en la Cámara Catalana. Mas no se ha salido del guión esperado estos días al insistir en que todo lo que han declarado Millet, Montull, su hija y aquellos que apuntan a financiación irregular de CDC mienten, que intentan quitarse las culpas de encima para reducir pena. Además, insinúa más o menos claramente que se utiliza este juicio para intentar forzar que deje la política. En este contexto, el PDeCAT trata de poner distancia con este caso sobre corrupción e trata de capear el temporal.

El fiscal leridano convertido en el gran primer espadaEl fiscal leridano Emilio Sánchez-Ulled es un verdadero “primer espada” que en apenas unas semanas se las ha visto con el juicio contra Artur Mas, Joana Ortega e Irene Rigau por la consulta del 9-N en el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya y ahora toma las riendas del Ministerio Público en el caso del Palau. En ambos juicios se encuentra bajo la lupa de unos y otros, en ambos también mantiene una actitud dispar que puede confundir a quienes se sientan a declarar, a veces con preguntas tan obvias que les hacen bajar la guardia ante las siguientes, más profundas, e incluso utilizando la ironía. Por poner un ejemplo, cuando Jordi Montull dijo que CDC elevó las mordidas a Ferrovial del 3 al 4%, Sánchez-Ulled preguntó con cara de calculada inocencia a ver si era por “el coste de la vida”. Todo ello sin olvidarse de la férrea defensa de la Fiscalía: “No depende del Gobierno (central) y no hemos recibido ni una sola indicación que proceda de allí, además de que yo no lo habría consentido”, dijo tajante en su exposición de conclusiones en el juicio a Mas, Ortega y Rigau.

Emilio Sánchez-Ulled.

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