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MACROECONOMIA FINANZAS

La banca europea se tambalea arrastrada por las pérdidas del alemán Deutsche Bank

La entidad llegó a caer hasta un 15% y contagió el pánico al resto de bolsas del Viejo Continente, que cerraron en rojo || Analistas aseguran que los grandes bancos no están en riesgo por las turbulencias

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y la  presidenta del BCE, Christine Lagarde.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y la presidenta del BCE, Christine Lagarde.EUROPA PRESS

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La cotización de los principales bancos europeos volvió ayer a registrar fuertes caída, lo que sugiere que las recientes intervenciones por parte de las autoridades financieras no han calmado del todo los nervios de los inversores, después de que los grandes bancos centrales hayan continuado subiendo los tipos de interés a pesar de las turbulencias desatadas por la quiebra del Silicon Valley Bank (SVB) y el Signature Bank en Estados Unidos y el rescate del suizo Credit Suisse. De este modo, el índice Euro Stoxx 600 para el sector bancario registró al cierre de la jornada de ayer una caída del 2,53%, con Deutsche Bank, el mayor banco de Alemania, a la cabeza de los descensos, dejándose un 8,53%. Pese a moderar las pérdidas al final del día, el desplome de la entidad se acercó al 15% en algunos momentos, lo que obligó al propio canciller alemán, Olaf Scholz, a afirmar que Deutsche Bank es una entidad “rentable”.

La caída se produjo después de que anunciara que planea amortizar 1.500 millones de dólares de deuda subordinada, antes de su vencimiento en 2028.Con todo, la caída del banco alemán provocó el contagio en el resto de mercados, con especial afectación en las entidades del sector financiero. El danés Sydbank fue la entidad que registró un descenso más acusado, del 10,88%, seguido del escandinavo Nordea, que hizo lo propio con un 8,54%. En el caso de España, Bankinter encabezó los descensos al cierre de la sesión con un descenso del 5,38%, seguido de BBVA (-4,43%), Banco Sabadell (-4,28%), Unicaja Banco (-4,06%), Banco Santander (-3%) y CaixaBank (-2,95%).

Pese a esto, el parqué español volvió a los avances semanales, tras quince días de caídas, con un avance del 0,7% después de iniciar la semana con importantes avances, que llevaron al selectivo a recuperar los 9.000 puntos, después de que el banco UBS absorbiese a Credit Suisse con el apoyo del Banco Nacional Suizo, lo que parecía dejar atrás las turbulencias de las dos últimas semanas y centrase de nuevo la atención de los inversores en los bancos centrales y su lucha contra la inflación.Aunque el temor de los inversores volvió a avivarse ayer, expertos analistas de varias consultoras pusieron en duda que otros grandes bancos del Viejo Continente –además del suizo Credit Suisse– vayan a verse realmente en riesgo por esta “crisis”, puesto que, conciden en destacar, no existen vulnerabilidades por el lado de la rentabilidad, como en Credit Suisse, ni por el lado de préstamos de alto riesgo, como en el caso de los bancos regionales de Estados Unidos.

Bankinter encabezó ayer los descensos en el sector bancario español, seguido de BBVA y Sabadell

La economía española creció el pasado año un 5,5%, tras anotarse en el último cuarto del 2022 un repunte trimestral del 0,2%, el mismo porcentaje que en el trimestre anterior, según informó ayer el Instituto Nacional de Estadística (INE), que confirma así los datos que avanzó a finales de enero para estos dos indicadores. Con el crecimiento del 5,5% experimentado en 2022, superior en 1,1 puntos al pronosticado por el Gobierno (4,4%), la economía española encadenó su segundo crecimiento anual consecutivo despúes del avance del 5,5% que registró en 2021 y que supuso el retorno a tasas positivas tras el descenso histórico del PIB del 11,3% provocado por la irrupción del coronavirus. La demanda nacional aportó 3,1 puntos al crecimiento del PIB, aunque el consumo de los hogares disminuyó un 1,8% entre octubre y diciembre, registrando su primer descenso desde marzo de 2021.

El titular británico de Exteriores, James Cleverly, y el vicepresidente de la Comisión Europea, Maros Sefcovic firmaron ayer en Londres el “Acuerdo Marco de Windsor”, que regula el estatus de Irlanda del Norte tras el Brexit. El pacto, sellado entre las partes el pasado 27 de febrero, busca evitar los problemas derivados de la salida del Reino Unido de la UE en la frontera entre las dos Irlandas. Londres y Bruselas adoptaron este pacto en sustitución del Protocolo de Irlanda del Norte, que negoció inicialmente el exprimer ministro Boris Johnson en 2019.

La firma se produce después de que el Parlamento británico aprobara el miércoles por mayoría el llamado “freno de Stormont”, una cláusula que otorga a la asamblea norirlandesa potestad para objetar la futura legislación comunitaria que considere contraria a sus intereses. También después de recibir el respaldo de los 27.Londres considera que el acuerdo es el mejor tratado para la provincia británica al salvaguardar su relación dentro del Reino Unido y proteger el acuerdo del Viernes Santo. El nuevo “Acuerdo Marco de Windsor” exime de chequeos a los productos británicos que vayan destinados a Irlanda del Norte, aunque los mantiene para los que vayan a la República de Irlanda, que permanece en el mercado único comunitario, y evita fronteras en el mar.

Los líderes de la UE defienden la solidez del sistema financieroLos jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea insistieron ayer en defender la solidez de los bancos europeos en una jornada que estuvo marcada de nuevo por las fuertes caídas en las bolsas de entidades como Deutsche Bank. Desde una cumbre en la que participó también la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, quien aseguró que, a pesar de la solvencia de la que gozan los bancos, la institución está preparada para inyectar liquidez a la eurozona en caso de que fuese necesario, quisieron mandar un mensaje de tranquilidad, pero también instar a retomar los “esfuerzos” para completar la Unión Bancaria. El proyecto, creado a raíz de la pasada crisis financiera, lleva casi una década estancado por el rechazo de algunos países, con Alemania a la cabeza, a responder en común a los riesgos de la banca de cualquier socio de la eurozona, y pese a que Bruselas ya ha propuesto “relajar” las condiciones de este mecanismo en dos ocasiones.

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