POLÍTICA
Veinte años del Estatut “cepillado”
El texto que salió del Parlament fue recortado a su paso por el Congreso y el Constitucional. La gran protesta contra el último recorte representó el inicio del “procés” independentista

Los entonces líderes de los partidos y el president Maragall tras la aprobación del Estatut. - EFE
El 30 de septiembre de 2005, el Parlament aprobó el Estatut d’Autonomía de Catalunya que, posteriormente, fue aprobado definitivamente por el Congreso de los Diputados tras ser "cepillado".Más tarde, fue declarado parcialmente inconstitucional por el Tribunal Constitucional en 2010. El texto que se empezó a gestar en el castillo de Miravet definía Catalunya como una nación, blindaba el catalán como lengua preferente y preveía una sistema de financiación singular para que la Generalitat recaudara todos los impuestos, entre otras cuestiones. El Estatut, que se estuvo negociando durante más de un año y medio, se aprobó en la Cámara catalana con una amplia mayoría de 120 diputados de los 135 que componen el hemiciclo. A favor votaron el PSC, CiU, ERC e ICV. Solo el PP lo hizo en contra. De aquel ambicioso texto que apoyó de manera casi unitaria el Parlament, poco quedó después de que el Estatut llegara al Congreso. Alfonso Guerra (PSOE), en aquel entonces presidente de la Comisión Constitucional, lo esperaba armado con un cepillo de carpintero, según sus propias palabras, del cual no dudó en vanagloriarse. “Hemos cepillado el Estatut de Catalunya como un carpintero”, celebró. Durante su paso por el Congreso el texto sufrió tantos recortes que ERC acabó votando en contra. En Catalunya, este posicionamiento de los republicanos provocó una crisis en el tripartito que encabezaba Pasqual Maragall, qua acabó expulsando a los seis consellers de Esquerra y haciendo que el acuerdo saltara por los aires. Poco después del visto bueno del Congreso, el Estatut se aprobó en referéndum, con una participación que no llegó al 50% y con un apoyo del 73,90% de los votos.
La estocada final al texto llegó en el año 2010 por parte del Tribunal Constitucional que, tras una dura campaña llevada a cabo por el PP, dictó sentencia anulando 14 artículos clave del Estatut y negando que Catalunya pudiera definirse como “nación”. Esto generó una gran indignación en la calle, y muchos catalanes mostraron su rechazo durante una gran protesta bajo el lema: Som una nació, nosaltres decim. Este giro fue visto por muchos como el detonante del movimiento independentista, que continuó creciendo en 2012 con el rechazo del Gobierno de Mariano Rajoy a un pacto fiscal, un modelo similar al concierto económico vasco.
Dos décadas después, con la actual negociación de la financiación singular para Catalunya otra vez en marcha, parece que todo ha vuelto a la casilla de salida del Estatut.
El Govern anima a “desplegarlo al máximo” y ganar competencias
El president de la Generalitat, Salvador Illa, instó ayer a “seguir ejerciendo” el autogobierno catalán, en el marco del veinte aniversario de la aprobación del Estatut d’Autonomía. “Ahora nos corresponde seguir ejerciendo nuestro autogobierno con responsabilidad, rigor y sentido de país”, afirmó. Illa definió al Estatut como “una gran apuesta de país” que cristalizó la voluntad política de los catalanes de “ser, convivir y gobernarse”. En este sentido, añadió que fue “fruto del pacto democrático entre diferentes fuerzas políticas” y de la capacidad de poner por delante el interés general. En términos similares se pronunció la portavoz del Executiu, Sílvia Paneque, que animó a “desplegar al máximo las competencias que otorga”. Sobre la vigencia del espíritu del Estatut, remarcó que “siempre que en el debate político han surgido iniciativas o se ha trabajado para aumentar las competencias, el Govern ha estado a favor de recepcionarlas, ejercerlas y poner los recursos humanos necesarios”.