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Alineados o alienados

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Cómo nos sentimos con relación a nuestra empresa, nuestra organización, nuestra sociedad, nuestra familia y con nosotros mismos: alineados o alienados? Como Marx tenga razón y nos sintamos alienados, explotados, oprimidos o encarcelados, vamos mal. Si estoy en línea con los objetivos de mi empresa, de mi comunidad, de mi familia, todo irá mejor y estaré más contento. Hay que remar todos juntos para que la canoa avance y más en aguas turbulentas. Estar alineado es trabajar por un mismo objetivo. Los americanos lo llaman tener una misión.

Mientras haya quien considere que los objetivos de la empresa y de los trabajadores no son los mismos, vamos mal. Si opinamos que el empresario es un explotador en vez de una persona, que con más o menos acierto, es capaz de generar riqueza en beneficio de todos y no solo en el propio, no vamos bien. No se puede rendir si uno considera que está ahí porque no le queda otro remedio y que está bajo la bota, es imposible.

El razonamiento también sirve para el concepto de país, la empresa conjunta de todos los ciudadanos. Mientras los líderes políticos sean incapaces de generar un proyecto común, el país retrocederá en vez de avanzar. No merecerían ser llamados líderes, y mucho menos estadistas quienes generan división en vez de concordia.

Las actitudes en el trabajo y en la vida pueden ser por tanto constructivas (personas alineadas) o destructivas (personas alienadas). Cuando nos levantamos por la mañana elegimos entre aportar y esforzarnos, o estar enfadados con el mundo, sentirnos víctimas y, por tanto, restar. Hay quien dice que pueden ser neutrales, pero me parece que no. Un ejemplo de actitud neutral, poco activa, de una actitud vegetal, se expresa en el libro Buenos días, pereza, sobre el arte y la necesidad de hacer lo menos posible en la empresa. Su autora, Corinne Maier, explica cómo pasó 15 años completamente desapercibida en Électricité de France. El libro, que fue muy polémico en Francia, cuenta una realidad indiscutible, la mentalidad “funcionario” llevada a su máximo extremo, en vez de la actitud “servidor público”. ¿Puede realmente existir una actitud neutral?, una actitud “voy tirando”, de no molesto, no me meto en líos, total para lo que me pagan. Existir existe, pero el simple hecho de la pasividad, ya lo convierte en destructivo, el cero, quedarse en el cero, ni crezco ni decrezco, es imposible. Por tanto, una actitud de no aportar, aunque no aparente destrucción, la genera, en el mejor de los casos es una rémora, un lastre que dificulta el avance, es alienación.

Hay que suprimir mentalidades obsoletas, que arrastramos de desgraciadas realidades históricas, Marx es del siglo XIX, está muerto. No a la alienación. Nadie debe sentirse alienado porque la aportación de todos es necesaria. “Ir a la luna” contestó quien barría Cabo Cañaveral cuando le preguntaron cuál era su trabajo”, y tenía razón, para llegar a la luna aquello tenía que estar limpio. Asumamos que estamos todos en el mismo barco, y que todos debemos remar. Quien lidera el barco marca el rumbo y el destino, no vale ir a Ítaca.

Solo hay una actitud posible, la actitud constructiva, es la única que tiene sentido. El Dr. Viktor Frankl, nos enseña que siempre, por muy dura que sea la realidad, elegimos la actitud con la que la afrontamos. Tomemos la decisión de construir. Como comunidad debemos ir alineados, políticos y ciudadanos, empresarios, profesionales liberales y trabajadores por cuenta ajena.

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