De nuevo, un mal horario
España debe de ser el único país del mundo en el que los programas familiares, esos que ven padres, hijos, y abuelos, se emiten tarde, demasiado tarde. Vale, podrían replicarme que en televisión ocurre lo mismo que con los restaurantes... vamos a cenar a partir de las diez y media. Pero esa costumbre, mala o no, es voluntaria, pero los horarios televisivos, no tanto. Y eso viene a cuento con el Dog House de La 1 que presenta Chenoa con una audiencia correcta, la del estreno; una muy buena, porque se emitió después de un partido de España en la Eurocopa femenina, y una discreta, la última. Por si no lo saben, se trata de un programa, donde la lágrima corre abundantemente, en el que vemos cómo seres necesitados de amor acuden a un centro de adopción de mascotas en busca de uno que les proporcione paz y felicidad, cosa que para los perros están más que capacitados para hacerlo. Chenoa, que se limita a hacer de introductora, reparte emociones y los animales hacen el resto, aportando felicidad y consuelo a los que lo necesitan. Sí, pero a partir de las 23.00 horas.