Carta abierta a los responsables de la ZBE de Lleida

Cartel que indica el inicio de la ZBE en la calle Sant Martí. - ÀLEX SAMPER
Señores del Ayuntamiento de Lleida: Con todo el respeto que merece una institución pública, esta carta nace del hartazgo y la incredulidad. ¿Realmente alguien puede creer que Lleida –una ciudad agrícola, tranquila y sin industria contaminante– necesita una Zona de Bajas Emisiones? Lo que ustedes llaman “avance verde” es, en realidad, un retroceso social. No protege el aire: castiga al ciudadano común.
Aquí no hay atascos ni contaminación relevante, pero sí familias que apenas llegan a fin de mes, autónomos que dependen de su vehículo y agricultores que necesitan moverse. A todos ellos se les dice: “Tu coche no vale. Compra otro, o no entres.” Eso no es ecología, es economía impuesta. Una medida que discrimina al trabajador humilde y premia al que puede comprarse un coche nuevo, en una ciudad con un transporte público claramente insuficiente.
Mientras tanto, el Ayuntamiento llena las calles de cámaras que multan por segundos en rojo o por diez kilómetros de exceso, pero no sincroniza semáforos ni mejora los puntos negros del tráfico. La tecnología se usa no para mejorar, sino para vigilar. Y la hipocresía es evidente: control total para el conductor honesto, tolerancia total para los cultivos de marihuana que todos los vecinos conocen.
Fabricar un coche nuevo contamina más que mantener uno antiguo. Hablan de conciencia ambiental, pero fomentan consumismo disfrazado de conciencia verde. Lleida no es Barcelona. No necesita copiar sus errores, sino escuchar, ayudar y buscar equilibrio entre sostenibilidad y justicia social. Porque la ecología no se impone con multas, sino con diálogo y sentido común. Yo también desearía tener un coche nuevo, más cómodo y menos contaminante, simplemente no puedo permitírmelo.