Pretenden subirse el sueldo

En campaña electoral de nuevo, ya oímos a los unos hablando de Franco y a los otros del aborto. El primero, el señor Sánchez, es el candidato que desea Bildu, Torra, Rufián y Puigdemont. No hace falta explayarse para explicar los motivos que tienen los que quieren separarse de España para desear que vuelva a ser presidente. Y el otro, el conservador Casado, necesita volver a los ochenta cuestionando las libertades de las mujeres y, desde Lleida, afirmó que quería dejar como opcional el catalán. En fin, en lugar de mirar hacia el futuro y proponer el dominio efectivo de tres lenguas, el castellano, el catalán y el inglés, como hacemos otros.

Y mientras la vieja política española se pelea por lo de siempre, los que gobiernan en Cataluña decidieron subirse el sueldo más de un 5%. Es paradójico que los que explican que vivimos en una colonia dictatorial bajo un Estado represor viven como quieren, cobrando a final de mes y siempre rodeados de enchufados que cobran casi tanto como ellos. Es fácil imaginar la cara “reprimida” que se les queda cuando ven la nómina a final de mes, su cuponazo, cobrando mucho más que el presidente de España y que cualquier ministro. Y mientras los dirigentes separatistas buscan la fórmula para subirse el sueldo, tenemos en Cataluña las peores listas de espera en dependencia, con 11.000 personas que murieron esperando, y 20.000 niños estudiando en barracones. “No encuentran” dinero para arreglar esas desgracias, pero sí lo hay para un “comisionado” que cobra 112.000 € para hacer informes sobre la represión. Por supuesto tampoco destinan un euro a estudiar la corrupción que ha habido. Han destinado 0 € para guarderías, pero la primera semana en el gobierno regaron con 20 millones de euros extra a TV3. La maquinaria separatista tiene que estar engrasada.

Necesitamos un gobierno que no divida, que busque lo que nos une, modernizando, innovando y reformando. Y para ello necesitamos apostar por la libertad y la igualdad. No hay libertad sin igualdad, ni igualdad sin libertad. Y hay que hacerlo con transparencia. Es importante que los españoles vean que más allá de los discursos del miedo hay esperanza, hay gente con proyectos de futuro y no del pasado, sin complejos para progresar.