Artículo 3: Rompiendo las reglas desde dentro
(*) Cofundador y Chief Business Officer de TalensIA HR, Ingeniero, Executive MBA y Consultor de Talento y HRBP. | Array
Tú ya sabes cómo es esto: te metes en una empresa, ves cómo funcionan las cosas y hay dos caminos. Uno es adaptarte al sistema. El otro es cuestionarlo. Y aunque el primero es más cómodo, el segundo... el segundo es el que está cambiando el juego.
Cada vez hay más líderes que se están hartando de repetir patrones que no funcionan. Gente que dice: “Oye, esto de las reuniones eternas... ¿de verdad hace falta?”, o “¿Y si dejamos que el equipo elija su horario?”, o incluso “¿Y si eliminamos las evaluaciones anuales porque solo generan ansiedad?” Rebeldes, sí. Pero con causa.
No hablamos de romper por romper. Hablamos de liderar con conciencia. De desafiar la inercia. De hacer las cosas distintas porque la realidad ya no es la misma que hace 10 años. Y muchas de las reglas que seguimos hoy vienen de una era donde las cosas funcionaban diferente. Ya no estamos ahí.
Tengo un compañero que eliminó los correos internos en su equipo. Todo lo hacen por chats o en una página compartida. Al principio hubo caos, claro. Pero hoy, su equipo está más alineado que nunca. Porque la regla era absurda, solo seguía ahí por costumbre. Cuestionarla fue el primer paso para reinventar la forma en que trabajaban.
Otro caso: una amiga mía en RR.HH. eliminó el dress code en su oficina corporativa (de esas que parecían sacadas de Suits). Resultado: la gente venía más cómoda, más ella misma, y hasta subieron los niveles de confianza interna. Porque a veces la ropa es más que ropa. Es una señal de cómo te sientes.
Romper las reglas no es fácil. Hay miedo. Hay resistencia. Incluso puede haber consecuencias. Pero muchas veces es el único camino para avanzar. Para evolucionar. Para crear entornos donde la gente no solo trabaja, sino que florece.
Ser líder hoy no es tener todas las respuestas, sino ser el primero en hacer la pregunta que incomoda. Y sostener el silencio que viene después. Ser el que dice: “¿Y si lo hacemos diferente?”, sabiendo que te puedes equivocar, pero también sabiendo que si nadie lo intenta, nada cambia.
Así que si tú también estás viendo cosas que chirrían... bienvenido. Quizás seas un rebelde con causa. Y te necesitamos mucho más de lo que crees. Porque los cambios que de verdad valen la pena casi siempre empiezan con alguien que se atreve a decir: “Esto ya no tiene sentido. Hagamos algo nuevo”.
Romper las reglas es como abrir una ventana en una habitación donde el aire lleva años estancado: al principio entra un viento frío que incomoda, que hace temblar papeles y certezas, pero luego, poco a poco, todo respira distinto. Quizás seas de esos que empujan la ventana, aunque todos te pidan que la dejes cerrada. Y si lo eres, gracias. Porque sin los que se atreven, el mundo se queda quieto… y la vida, como las flores sin luz, deja de crecer.
Un líder rebelde con alma de estoico es como ese faro que, aunque la tormenta lo golpee una y otra vez, sigue encendido. No intenta callar al viento ni domar las olas; solo se mantiene firme, recordando a todos que incluso en medio del caos hay un rumbo posible. Y quizá seas tú quien hoy empuja esa ventana o mantiene viva esa luz. Si es así, no lo olvides: a veces, los cambios que salvan lugares y personas empiezan con un gesto pequeño… y con alguien que se niega a bajar la mirada.