Otra vuelta de tuerca

MANSIÓN ENCANTADA

El realizador Justin Simien, que triunfó con una serie que posteriormente se trasladó a la gran pantalla bajo el título Querida gente blanca cosechando buenas críticas, ahora, veinte años después, se ha hecho cargo de resucitar aquella Mansión encantada que protagonizó Eddie Murphy con mucha más pena que gloria. Una historia salida de una atracción de los parques temáticos Disney, como también es el caso de Piratas del Caribe, aunque con menos prestancia y éxito comercial que las aventuras de Jack Sparrow. El resultado, en unos momentos difíciles para la Factoría Disney que necesita triunfos cinematográficos de taquilla como respirar, es bastante decepcionante y no lo es por el reparto que aquí se reúne, muy dados a la comedia -el actor Owen Wilson es paradigma de ello-, o Danny De Vito, que igual sirve para un roto que para un descosido. Es por la complacencia, esa de película de corte familiar sin matices, con vocación de que la memoria no la retenga más allá de lo que dura, y pensada como un divertimento de taquilla estival sin más. El grupo de Mansión encantada es tan dispar que incluso tiene sus momentos chistosos, y por qué no decirlo, ocurrentes. Pero esta historia de madre soltera con hijo que alquilan un lugar infestado de presencias fantasmagóricas, una de ellas especialmente fastidiosa, y un grupo que reúne a una espiritista, a un profesor de historia, a un descreído y un supuesto cura en medio de una vorágine paranormal -donde los efectos especiales son considerables aunque unos más logrados que otros-, llevando esta aventura hasta el desenfreno, es más que discreta.Disney deberá apurar más sus posibilidades de sorprender con algo que sume encanto y calidad sin tener que recurrir a vueltas de tuerca sobre temáticas tan revisitadas, y teniendo en su haber una historia en el cine más que notable con títulos inolvidables como las casas encantadas y sus espectrales moradores.