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Marlene Burow en una de las escenas de la película.

Marlene Burow en una de las escenas de la película.

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ALGÚN DÍA NOS LO CONTAREMOS TODO

Título original: Irgendwann werden wir uns alles erzählen

Año: 2023

Duración: 129 min.

País: Alemania

Dirección: Emily Atef

Intérpretes: Marlene Burow, Felix Kramer, Cedric Eich, Silke Bondenbender.

Cine: Screenbox Lleida

★★★★☆
Con el paso del tiempo, de los años, momentos que antaño parecían capitales, de esos en los que se te iba la vida a borbotones y el alma se desesperaba por los amores perdidos, se van convirtiendo en imágenes borrosas, inconexas, en retazos casi imposibles de unir. Como señala la protagonista de esta historia de amor y deseo, es tiempo de poder decirlo todo, incluso lo más íntimo y recóndito, porque ya todo pasó, se va diluyendo y no regresará. La realizadora Emily Atef -existen más directoras que Greta Gerwig que proponen interesantes miradas-, a través de la novela de Daniela Krien, desarrolla dos historias que transitan de un modo paralelo. Por un lado, esa evocación a la Alemania de la unificación en los noventa, en un ambiente rural, donde una universitaria que lee con empeño novelas rusas habita con la familia del novio, y con una relación poco fluida con su madre, que vive en el pueblo de al lado. La preocupación y sensación de abandono que aflora en el comportamiento de los alemanes orientales ante una nueva situación que los descoloca se van desdibujando cuando la joven inicia una relación con un granjero vecino, tosco, solitario, con heridas emocionales, totalmente opuesto a la actitud del muchacho amable y obsesionado por la fotografía que es pareja y amigo. Algún día nos lo contaremos todo se mueve en una intensa relación de infidelidad cargada de silencios y secretos que no pueden traspasar los muros de una habitación. El amor tórrido, casi salvaje, se torna cada vez más poderoso. La enorme brecha en la diferencia de edad, esa conducta de esporádicos encuentros sexuales, se convierte en una tela de araña de la que ninguno de los dos puede ni quiere salir, elevando el drama a momentos insoportables para ambos.

No existe voluntad de narrar una simple historia de amor fou sino que mira al amor de un modo casi como enfermedad, como dolor, que seduce y conduce a los amantes por un recorrido sin retorno. El tiempo se torna calmoso y explota en cada encuentro con la valentía de mostrarlo sin impedimentos morales Está ahí para que lo descifres, para que lo sientas a tu manera más allá de bascular entre la pasión y el engaño.

Con planos de una belleza extraordinaria, bajo esa superficie de historia revisitada, se esconde lo más profundo, lo más oculto, aquello que la vida en su avance se obstina en hacernos arrinconar como si no hubiese existido nunca.

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