Cerrar el círculo
Con un estilo personal, sosegadamente narrativo, buscando su propia estética y con personajes de carne y hueso, en cierta manera poéticos, con sentimiento en el descubrimiento confuso del pasado y a su vez, para reconstruirse uno mismo, Carla Simón, desde su primera película Estiu 1993, ya demostró que poseía unas cualidades poderosas para cimentar historias con carga emocional, vivas, iluminadas por lo emotivo, algo que volvió a manifestar con Alcarrás en ese viaje íntimo que unía fantasmas del pasado con la adolescencia y con el conflicto vital de los que viven unidos sus alegrías y tragedias.
Ahora, Carla Simón cierra un círculo marcado por la ausencia, por ese sentimiento de pérdida en el tiempo que conmueve. Y lo hace a través de Marina, una joven que viajará a Vigo, cambiando el color y el calor del Mediterráneo por las frías aguas atlánticas, para legalizar su identidad, descubrir a su familia paterna y, de paso, conocer la historia de sus padres, fallecidos de sida cuando ella era solo una niña.
El sida, una enfermedad que estigmatizaba en los años 80, algo que aflora en algunos parientes cerrados en sí mismos, negando la realidad, mientras que otros tan solo poseen unas pocas piezas de ese puzzle que Marina intenta rehacer. La memoria fragmentada que construye un pasado según el recuerdo de unos y otros, y de un diario escrito por una madre que se va mostrando a través de los pliegues de su historia destructiva, afectiva y dinámica.
Carla Simón se arriesga, tiene la determinación de trabajar con la reinterpretación de una historia que transita por lo imaginario en la composición de esos recuerdos que cobran forma y vida, esos que queremos que sean mejores que la realidad, esa ayuda a sobrellevar el drama, a no evitarlo, pero tampoco convertirlo en el centro de aquello que pudo ser.
Conocer las contradicciones o las verdades ocultas del pasado, un tiempo que no es el propio pero que ha marcado por cercanía a una joven, por la corta distancia de quienes fueron aquellos seres que ya no están. Entenderlos, recuperarlos a través de los sentimientos, de aquel tiempo feliz y a su vez perverso al ritmo de los acordes de “Bailaré sobre tu tumba” de Siniestro Total.
romería
Romería es un profundo y valioso viaje interior e íntimo. Un periplo cargado de evocación y ternura que la actriz novel Llúcia Garcia hace grande interpretando dos papeles porque magnetiza con su naturalidad, esa que el cine tanto necesita, esa frescura sin dobleces y mirada profunda. Una película significativa construida por una de las directoras más notables de nuestro cine.