SEGRE
El cantante Rubén Pozo durante su actuación en Can Ramon.

El cantante Rubén Pozo durante su actuación en Can Ramon.J.C.

Creado:

Actualizado:

POP-ROCK

★★★★☆
Los conciertos en petit comité de Can Ramon son especiales por diversas cuestiones. Para empezar por el espacio que los acoge, coquetón, acogedor, pequeñín, y en el que el afortunado público que acude disfruta cada actuación a poco más de un metro y medio de distancia del cantante o formación oficiantes; es decir, un auténtico lujo de proximidad. También, porque la predisposición de estos artistas a compartir de tan de cerca su espectáculo y confraternizar con los asistentes es total, creándose un vínculo emocional entre todos muy hermoso, muy mágico.

En el caso de la reciente presencia del ex Pereza Rubén Pozo todos estos valores han aumentado exponencialmente por la personalidad de un artista que ha saboreado durante muchos años las mieles del gran éxito pero que estas NO le han convertido en la clásica estrellita que vive permanentemente en su torre de marfil y que parece que te está perdonando la vida cuando vas a sus conciertos y te trata con displicencia. Todo lo contrario. Este barcelonés de cuna, criado y domiciliado en Madrid, es de los músicos más humildes, generosos y buenas personas que he tratado nunca.

Durante sus dos recitales, en formato acústico, nos brindó la posibilidad de repasar toda su trayectoria en solitario con canciones de todos sus álbumes. Eso sí, alguna pincelada de su exitoso paso por Pereza también cayó porque –quiero recordarlo– algunas de las piezas más celebradas del exitoso dúo son obra compositiva suya. La verdad, lo pasamos francamente bien, sobre todo en el segundo concierto en el que hubo sorpresas en forma de artistas invitados como Nat Simmons y Anxel Sol que lo acompañaron en varios temas, incluyendo una versión de Dylan.

De Pozo descubrimos, además, una faceta encantadora desconocida hasta entonces para nosotros, como es su capacidad de conexión, un gran carisma y locuacidad y, también fino humor y sarcasmo, que convirtieron en deliciosa la ocasión. Si acabamos diciendo que este segundo acto musical se alargó casi tres horas, el que no vino podrá imaginarse lo bien que los pasamos junto a un artista fuera de serie y todo amabilidad.

tracking