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Actuación en Lleida de Silvia Pérez Cruz y la Orquestra del Liceu.

Actuación en Lleida de Silvia Pérez Cruz y la Orquestra del Liceu.AMADO FORROLLA

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CLÁSICA

Cruz & Orquestra Simfònica del Gran Teatre del Liceu.

Sala: Auditori de Lleida.

Fecha: 16 de junio

★★★★☆
Todos aquellos más o menos habituales de este artículo de crítica musical saben que seguimos a Silvia Pérez Cruz desde hace un montón de años, cuando formando parte de Las Migas dio sus primeros conciertos en el Cafè de l’Escorxador gracias a la sensibilidad de Toni Revés. Ha llovido mucho desde entonces, casi veinte años, y en este tiempo Silvia nos ha visitado en diferentes espacios un montón de veces deleitándonos y desarrollando la mar de bien cualquiera de los muchos palos estilísticos que su prodigioso registro le permite acometer. No obstante, en el que creo que da lo mejor de ella misma con su voz y ese colorido excepcional que posee es en el flamenco y el jazz, estilos donde un buen dominio de la improvisación marca la diferencia. No cabe duda de que los admiradores que ha ido granjeándose todo este tiempo se han convertido en muy fieles y repiten y repiten en todas y cada una de sus visitas. En este caso, apostaría que el sold out de su espectáculo junto a la Orquesta Simfònica del Gran Teatre del Liceu fue gracias a su propio tirón y no al revés, aunque el prestigio de los músicos que la acompañaron en el Auditori sea innegable y cuenten por éxitos todas sus intervenciones en casa o, como en esta ocasión, saliendo de excursión. El caso es que la apuesta fue muy arriesgada, alejando a Pérez Cruz de sus zonas de confort habituales: en concreto, una suite de canciones para voz, guitarra y orquesta sinfónica del compositor y guitarrista barcelonés Feliu Gasull, basada en “tonadas que cantan los campesinos” en diferentes lugares de los Països Catalans, como rezaba la propaganda previa del evento. Casi desde el comienzo y, según iba avanzando la audición, me fui dando cuenta de que, al no tratarse de material mínimamente conocido, la gente fue quedándose poco a poco en fuera de juego sin poder establecerse el típico feed-back de la cantante de Palafrugell y su público, no acostumbrado mayoritariamente, tampoco, a eventos del ámbito de la clásica, como se demostró en la segunda parte. Tuve la sensación, incluso, que la orquesta con su demostración de poderío instrumental ahogaba las partes vocales haciéndose ininteligibles por momentos y dando un resultado final de cierto fiasco. La segunda parte del programa, únicamente orquestal, dedicada a la interpretación completa de la Sinfonía número 9, opus 95 de Anton Dvorák, más conocida como la ‘Sinfonía del Nuevo Mundo’, sí que acaparó unánimemente el beneplácito de todos los asistentes. Siendo una de las piezas más populares y conocidas del repertorio sinfónico y tan magníficamente ejecutada por la orquesta, bajo la sabia batuta de un Josep Pons que dio rienda suelta a toda su energía, el rato fue maravilloso y nos subió de nuevo el ánimo, pese a los aplausos entre los diferentes movimientos sin esperar al final. Como decía antes, cosa de bisoños.
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