Honestidad inquebrantable
Jimmy J. Moore, el cantante, compositor y guitarrista oscense de nombre real José Antonio Jiménez Mur, volvió a demostrar en directo, durante su reciente actuación en el Cafè del Teatre, su reseñable talento compositivo e interpretativo y esa capacidad innata de sonar tan próximo y auténtico frente al espectador. En un formato atractivo de banda eléctrica, se alinearon junto a él su hermana Raquel en la guitarra y las armonías, y los músicos de Lleida Lluís Boix al bajo y Josep Maria López en la batería y percusiones, quienes, por razones obvias, también fueron imán para la audiencia. Visto lo visto, podemos hablar con certeza de un cuarteto compacto y solvente que se mueve con naturalidad y muy buenas maneras instrumentales y vocales, deambulando entre lo íntimo y lo eléctrico y que, ante una bastante reducida asistencia de público, aunque la suficiente para crear un muy buen entorno a la música del creador de Graus, nos ofrecieron un somero aunque muy agradable repaso a su trayectoria con un repertorio que incluyó temas de sus tres álbumes acuñados hasta la fecha. Desde el folk desnudo de Jimmy J. Moore (2018), de su etapa residencial en los Estados Unidos, hasta las melodías más elaboradas de Grateful Rhymes and Untold Stories (2022), coincidiendo con su vuelta a España, sin olvidar, por supuesto, las punzadas más roqueras del reciente Muddy Swamps and Frozen Ponds (2025), en el que junto a sus características artísticas ya conocidas, subyacen influencias sonoras que nos evocan a los Nirvana, Wilco o los R.E.M. de los inicios, junto al poso clásico de Bob Dylan y Neil Young o las reminiscencias del malogrado Nick Drake, sus preferidos de siempre. El concierto fue un viaje de contrastes, a base de canciones acústicas que acarician al oído y la electricidad más vibrante con piezas variadas en tempo y profundidad como Doomsday Karma, Way Down, Cherry Pye, Ocean, Common People, Bitter Times o la emotiva Aragón, quedándonos claro que Moore y su banda no necesitan artificios o recursos superfluos, y se bastan con una inquebrantable honestidad a prueba de bomba, energía y esas canciones características suyas que te llegan directas al corazón. Comprobé, eso sí, que en la capital de Ponent Moore cuenta con unos pocos fieles seguidores que le siguen hasta donde haga falta. Algunos que estuvieron a mi vera, aparte de corear en voz baja muchas de las letras, fueron vertiendo comentarios sobre tal o cual canción y su génesis, explicando sus andanzas por la América profunda, con Texas y California de referentes, y cómo muchas de sus composiciones han sido fruto de esa experiencia vital que tan profundamente le ha marcado. Ahora, de nuevo en su Aragón natal, Jimmy J. Moore sigue conformando un bagaje compositivo de brillantes tintes personales, que logra establecer, incluso para los que lo conocemos relativamente poco –vete tú a saber por qué– una conexión emocional total. Misterios de la vida.