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La moción de censura es el mecanismo parlamentario por el que los parlamentarios pueden exigir la responsabilidad del Gobierno y forzar la salida de su presidente con un candidato alternativo. La presentada ayer por Pablo Iglesias es la tercera que se presenta en España y ninguna prosperó en el Congreso, ni la de Felipe González contra Adolfo Suárez ni la de Hernández Mancha contra González, pero los resultados políticos fueron muy dispares porque la del socialista sirvió para reflejar la debilidad de Suárez y se convirtió en la antesala de su aplastante victoria del 82, mientras que la del popular marcó el inicio de su desaparición política.

Parece evidente que la de Iglesias tampoco prosperará porque en principio solo cuenta con el apoyo de 71 diputados de Podemos, ERC, Compromís y Bildu, y hasta se había especulado con que se presentaba más para arrebatar el liderazgo de la izquierda al PSOE pensando en la victoria de Susana Díaz, que para erosionar a Rajoy, pero lo cierto es que la crítica de la portavoz de Podemos, Irene Montero, a Rajoy fue demoledora, llegando a plantear una situación de emergencia y que Iglesias tendió puentes al nuevo PSOE de Sánchez, llegando a reconocer errores y proponiendo una alianza a la portuguesa que sí podría desalojar al PP de la Moncloa.

Desde el PP habían intentado minimizar la moción como un gesto para la galería y una pérdida de tiempo, y hasta avanzaron que las réplicas correrían a cargo de ministros o del portavoz del PP, pero Rajoy cambió la táctica y asumió la defensa en un debate áspero y trufado de descalificaciones con el líder de Podemos que sí consiguió dejar su mensaje de que la gestión de los populares está asociada a la corrupción.

El tiempo dirá si el PP acusa esta erosión y si se llegan a concretar posibles alianzas entre Iglesias y Sánchez, pero a falta de la votación de hoy da la impresión de que se acrecienta la soledad de un PP cada día más ahogado por los casos de corrupción. Y desde Catalunya hay que destacar que Iglesias apostó una vez más por la plurinacionalidad del Estado, un concepto que también suscribió Pedro Sánchez en su campaña a la secretaría general del PSOE, y por el ejercicio del derecho a decidir, advirtiendo a Rajoy que “si ustedes caen en la tentación de reprimir a Catalunya para asegurarse el gobierno, nos tendrán enfrente a nosotros y al Partido Socialista”. Y ya estaríamos hablando de unos equilibrios diferentes.

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