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Tras la primera sesión del debate, la investidura de Pedro Sánchez parece aún más complicada que antes de empezar el pleno, salvo que negociaciones de última hora hagan que alguno de los grupos que ayer intervinieron cambie de opinión, porque ni el candidato ofreció propuestas que convencieran a los que pueden apoyarle, ni los portavoces que intervinieron, los del PP, Cs, Podemos y Vox, se mostraron proclives al apoyo en el caso de Pablo Iglesias, o a la abstención en el caso de Casado y Rivera. Las propuestas de Sánchez se centraron en desarrollar lo esbozado en los presupuestos tumbados con aumento del salario mínimo, de las partidas de Educación, acabar con el déficit de pensiones, ley de igualdad salarial y medidas para proteger el medio ambiente y combatir la violencia doméstica. Pocas novedades y significativamente ni una referencia a Catalunya en su discurso, aunque luego en las réplicas a Pablo Casado y Jaume Assens sí aprovechó para defender políticas de diálogo, buscar una regeneración nacional en una Europa federal y negar que en España haya presos políticos. No parece que haya convencido a los independentistas catalanes, cuya abstención necesitará aunque sea en la segunda votación. Descartada la abstención de Casado y de un Rivera que se mostró especialmente duro, había interés por la actitud de un Pablo Iglesias que fue endureciendo su discurso hasta reprocharle en la réplica el veto a su persona o que en las negociaciones el PSOE se había negado a que Podemos participara en ministerios de Estado. Sánchez pidió reflexión a sus potenciales socios de izquierda, insistiendo en que no pueden votar lo mismo que Vox y recordando que hay otras formas de colaboración además del gobierno de coalición reclamado por Iglesias y que en modo alguno les considera un elemento decorativo de su futuro gobierno. Tampoco en esto pareció muy convincente el candidato, al que no se le vio nada cómodo en su debate con Iglesias, que insistió en reclamar cuotas de poder que no será fácil que concedan los socialistas. Con este panorama, parece evidente que Sánchez no conseguirá hoy los 176 votos que necesita para ser investido y habrá que esperar al jueves donde es suficiente con que obtenga más síes que noes, algo que también parece complicado aunque queda tiempo para negociar y alcanzar un acuerdo in extremis. Porque nadie quiere que se repitan las elecciones. O eso dicen.

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