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Después de un verano que en líneas generales ha sido mejor de lo previsible para el turismo de interior, toca ahora preparar la campaña de invierno con la temporada de esquí, que es fundamental para la economía de las comarcas del Pirineo y para el conjunto de la provincia. A la incertidumbre de cada año sobre si acompañará la meteorología y habrá suficiente nieve se añade este año el riesgo que supone la Covid-19 y su impacto tanto por las normativas sanitarias como por la actitud de los esquiadores, y bien está que se empiecen a divulgar los protocolos que han preparado las estaciones invernales para garantizar un esquí y una campaña segura a nivel sanitario. De entrada, hay que destacar que las comarcas pirenaicas han registrado un impacto de la pandemia menor que el sufrido en las grandes ciudades, que el deporte al aire libre es más seguro que el practicado en lugares cerrados y que además el equipamiento de los esquiadores ya representa de por sí un freno a posibles contagios. Pero es evidente que en las colas para adquirir los forfaits o para coger los arrastres pueden producirse aglomeraciones y hay que aplaudir que se avance en la digitalización de los accesos de forma que mayoritariamente puedan conseguirse por móvil u otros medios digitales, y también es positivo que los abonos incorporen cláusulas de devolución en caso de que tengan que aprobarse nuevas restricciones a la movilidad o se agoten los aforos reglamentados. Más complicado será garantizar la distancia en los telesillas, pero si funcionan con más rapidez y se mantienen las mascarillas o la protección habitual de los esquiadores con cascos y bufs parecen garantías suficientes para evitar los contagios. Habrá que mantener las medidas preventivas en cafeterías, restaurantes y hoteles, pero también habrá que analizar la evolución de la pandemia y si en las comarcas con menos afección se pueden plantear medidas menos restrictivas como las limitaciones de las reuniones de más de seis personas, que están perjudicando seriamente a las casas de turismo rural, que pierden reservas. Si se mantiene el control, y esto dependerá de la colaboración de todos, se pueden reclamar medidas diferenciadas como sucedió con las fases o en sentido inverso, con los confinamientos parciales y perimetrales. Y aunque todavía faltan unas semanas, es importante que pueda garantizarse la recuperación del turismo invernal porque la economía lo necesita.

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