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La actuación de los Mossos en las manifestaciones de apoyo a Pablo Hasél se ha convertido en motivo de discordia entre los representantes de la policía catalana y sus dirigentes políticos e incluso en argumento de veto en las negociaciones sobre el futuro gobierno catalán. Y quienes hace unos meses eran elogiados por su investigación de los atentados del 17 de agosto o por su papel el 1 de octubre ahora se han convertido en blanco de las críticas, incluso de los partidos que gobiernan, y no se salva ni el mayor Trapero, al que prácticamente habían elevado a los altares tras su absolución y ahora es considerado el jefe de un cuerpo represor.

No sorprenden las críticas procedentes de la CUP, que siempre ha tenido discrepancias con la policía catalana y que representa una ideología antisistema, pero sí llama la atención que se hayan sumado a los ataques los mismos partidos que han diseñado el papel de los Mossos y que ahora reclaman el cambio del modelo policial, en el caso de ERC, o consideran simplemente inaceptable la actuación policial como hicieron desde JxCat. El colmo de la paradoja es que el mismo responsable político del cuerpo, Miquel Sàmper, de este último grupo, abogara la semana pasada por “una reforma urgente e inaplazable del modelo de seguridad ciudadana”.

Ante estos planteamientos la primera pregunta es por qué no la han cambiado hasta ahora cuando llevan años gobernando sin haber descubierto que el actual modelo policial parece caduco en su opinión. La segunda cuestión es si están justificados estos ataques a todo el cuerpo policial, que en líneas generales tiene una trayectoria probada de eficacia y profesionalidad.

Puede que haya habido manchas en su labor, las hay en todos los colectivos, y hay que criticar, investigar y depurar que una persona pierda un ojo por ejercer el derecho a manifestarse, pero por errores individuales no puede descalificarse la tarea de 17.000 agentes que cumplen las instrucciones que emanan de la autoridad política que ahora les deja solos. Y los mismos que critican la supuesta violencia de los mossos se olvidan de que delante tenían gente que buscaba el enfrentamiento y que también recurrían a la violencia.

No tienen nada que ver quienes empezaban las manifestaciones con quienes las acababan y no se puede negar que al final se registraban episodios de violencia y de vandalismo inusitados. ¿O no han visto las tiendas saqueadas, el asalto a la comisaría de Vic o el ataque a un motorista de la Urbana de Lleida que tuvo que ser rescatado por otro vehículo? ¿Qué tenían que hacer los mossos: retirarse y dejar que camparan a sus anchas los que quemaban contenedores y destrozaban escaparates? ¿Qué dirían quienes critican a los mossos si los protagonistas de los disturbios fueran de extrema derecha? ¿Tienen la culpa los mossos de la situación de tensión? Y que nadie olvide que hay 91 policías heridos.

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