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Ayer empezaba el fin del confinamiento comarcal y se abría la puerta a una desescalada que paulatinamente nos lleve hacia una nueva normalidad, pero el conseller del Interior en funciones quiso frenar el optimismo y advirtió que el Procicat, este ente abstracto pero omnímodo que se ha convertido en el gobierno efectivo de Catalunya mientras no hay gobierno, tiene previsto un plan de desescaladas asimétricas, en el que, como es previsible y habitual, Lleida se llevará la peor parte. Se limitó a repetir otra vez que la situación epidemiológica de Lleida preocupa y que, aunque las medidas sean asimétricas, Lleida no sufrirá lo que sufrió hace meses y no quieren caer en los errores del pasado verano.

Los futuros afectados no sabemos si estamos ante un globo sonda para pulsar las posibles reacciones, el primer anuncio para que nos vayamos preparando o una advertencia para que nos portemos bien porque de lo contrario llegarán medidas más duras. Pero en cualquier caso, el mensaje del conseller Samper ha sido tan poco tranquilizador que ha propiciado una inédita reacción de las instituciones de Lleida, que con la Paeria al frente con el respaldo de todos los grupos, ha reunido a las organizaciones patronales y sindicales para expresar su protesta ante un posible trato discriminatorio a Lleida y sus empresas, un retraso en la desescalada y un perjuicio para la imagen o la economía de la ciudad, como ya sucedió el pasado verano.

Por si acaso, nos ponemos la venda antes de la herida en una muestra de que el mensaje del conseller no inspira demasiada tranquilidad y que tampoco desde Lleida queremos que se repitan los errores cometidos por la Generalitat el pasado verano y de los que fuimos los directamente perjudicados. A la espera de que concrete sus intenciones el Procicat o alguno de sus portavoces, hay que insistir en que la situación de Lleida no es la mejor de Catalunya, pero está estabilizada y los índices están muy por debajo de los registrados en las oleadas anteriores, y muy localizados en zonas y sectores concretos.

La solución no es mantener indefinidamente confinamientos y restricciones, sino investigar por qué se ha estabilizado la pandemia en estas zonas y qué factores exógenos intervienen para corregirlos. Y ya sería paradójico que cuando los datos eran positivos para nuestras comarcas no se aplicaran medidas asimétricas que sí se recuperan cuando algunos datos no mejoran todo lo que querríamos en zonas puntuales.

Hay que averiguar las causas del estancamiento y no perjudicar aún más al conjunto de la sociedad, que lleva un año sufriendo restricciones y tiene ganas de trabajar y recuperar la normalidad, y también intensificar el ritmo de vacunación, que en Lleida va mejor que en Catalunya. Y por último hay que pedir al Procicat que escuche a los representantes de Lleida, que han pedido con claridad que no haya discriminaciones.

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