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El anteproyecto de la ley del aborto que aprobó ayer el Consejo de Ministros no solo recupera el  artículo de la ley del 2010 que permite el aborto de menores de 16 y 17 años sin necesidad de la autorización de sus padres (eliminado en 2015 por el Gobierno del PP), sino también la incorporación de las píldoras del día después en la financiación de la Seguridad Social (el PP las dejó de financiar en el 2013, aunque Catalunya ya asumía su coste si la demanda se hacía en un centro sanitario). En cuanto a las farmacias y sin receta médica, cuesta unos 17 euros. No es la única novedad en materia anticonceptiva, ya que se van a costear también las píldoras anticonceptivas de última generación para las mujeres y los métodos masculinos, para que no sea solo una responsabilidad de las mujeres evitar embarazos no deseados.

La industria farmacéutica ya está trabajando en alguno de estos medicamentos. Respecto a la objeción de conciencia de los médicos, se garantizará como un derecho individual, pero se regula del mismo modo que en la ley de Eutanasia para garantizar que siempre haya personal disponible para la interrupción voluntaria del embarazo. Quien se declare objetor, lo habrá de ser tanto en la sanidad pública como en la privada.

Ante la aprobación de esta ley de salud sexual, que tiene 24 puntos y que ha de pasar todavía por el Congreso, cabe destacar, una vez más, que no se obliga a nadie a abortar y que se respetan todos los derechos individuales y de creencias. La libertad de una mujer sobre una decisión tan importante que marcará el resto de su vida debe prevalecer sobre cualquier otra consideración y no se puede imponer la maternidad bajo ningún concepto, ni a los 17 años ni a ninguna edad. Un pero queda aún por resolver en este anteproyecto: la discriminación territorial que sufren comarcas como las de Lleida o el Pirineo, que no pueden ejercer este derecho en los centros públicos y acuden, gracias a un convenio de la Generalitat, a una clínica privada en Lleida ciudad.

La objeción de conciencia de los facultativos es un derecho a respetar, sin ninguna duda, pero su decisión no puede ir en detrimento del derecho de otro colectivo, en este caso las mujeres, y hay que hallar una solución de forma urgente. Otras de las novedades a aplaudir son la visibilidad que ya comentábamos ayer de los problemas laborales que acarrea la menstruación y el permiso retribuido a partir de las 39 semanas de gestación. La salud sexual es vital para que temas como la identidad de género, embarazos o ciclos biológicos dejen de ser un tema privado, cuyos prejuicios repercuten negativamente en muchas otras esferas sociales y personales.

Su enseñanza y formación deben entrar cada vez más en las escuelas, donde no solo se adquieren conocimientos teóricos y científicos, sino que es donde se forman los valores de una sociedad y se aprende a respetar la diversidad.

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