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La semana que acaba hoy ha sido especialmente dura y trágica en cuanto al respeto a los derechos y a la integridad de las mujeres, tanto a nivel de Lleida, como de Catalunya y también de España. Veníamos del despropósito de Vox en Castilla y León, concretamente del vicepresidente del gobierno autonómico, Juan García-Gallardo, con su plan antiaborto, que pretendía que las mujeres que querían ejercer este derecho escuchasen antes los latidos del feto y viesen su imagen en 4D. Por suerte, parece que esta iniciativa totalmente desfasada para los tiempos que corren quedará en poca cosa.

Después, el miércoles y mucho más cerca, concretamente en Balaguer, se producía el que ya es considerado como el primer feminicidio del año en Catalunya, por el que fue detenido la pareja de la mujer asesinada y quien ayer ingresó en prisión acusado de homicidio. También esta semana hemos conocido que el Tribunal Supremo confirmó la pena de 12 años de cárcel para un hombre por violar en Lleida y en otras ciudades a su sobrina durante cinco años desde que la niña tenía 11, a la vez que el mismo día trascendía que la Audiencia de Lleida juzgará esta próxima semana a un hombre de 78 años acusado de abusar sexualmente de cuatro adolescentes, una de ellas con discapacidad, cuando residían en un centro tutelado del Pla d’Urgell. Y si faltaba aún algo más para evidenciar que los abusos, agresiones y violaciones se suceden con una cadencia totalmente insostenible, el viernes fue detenido el futbolista brasileño Dani Alves, que militó en el FC Barcelona, acusado de violar a una joven de 23 años a la que habría encerrado en un baño de una discoteca de la capital catalana el 30 de diciembre.

Si todos los anteriores casos citados son espeluznantes, y a los que podríamos añadir una larga retahíla de despropósitos similares, más lo es este último escándalo protagonizado por una figura mundial del deporte porque se añaden una serie de condicionantes que seguramente, en otros tiempos, podían dejar impunes agresiones como esta. La consellera de Igualdad, Tània Verge, lo dejó claro diciendo que “ser rico y famoso ya no da ningún tipo de impunidad para ejercer violencia sexual”, a la vez que ponía a disposición de la denunciante los servicios de su departamento. También contundente fue la reacción del club en el que milita el jugador, el Pumas mexicano, ya que horas después de conocerse su detención decidió rescindirle el contrato, aduciendo que existía “una causa justificada”.

Esta medida contrasta con la tibieza de otros clubes en los que ha estado Alves y que han valorado su situación. Sea como sea, es hora de alzar la voz, decir ¡basta ya! y reclamar medidas contundentes para acabar con esta lacra que debe ser atajada ya desde la tierna infancia, educando tanto en la escuela como en el hogar y enseñando e inculcando valores propios de una sociedad avanzada.

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