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Nada como una catástrofe natural para constatar la insignificancia humana. Pero la inundación de ayer en el tramo bajo del Cinca, entre Fraga, Massalcoreig y La Granja d’Escarp, está muy lejos de poder clasificarse como una catástrofe natural. Mientras las cuencas internas de Catalunya siguen inmersas en una alarmante sequía, la cuenca del Segre, gestionada por la Confederación Hidrográfica del Ebro, va sobrada de agua, especialmente después de las abundantes precipitaciones en las cabeceras de los ríos de los últimos días. El miércoles 27 la comunidad de regantes del Sot del Cinca, en el término municipal de Massalcoreig aunque todos los propietarios son de La Granja d’Escarp, alertó del riesgo de inundación de 100 hectáreas de frutales al erosionarse un muro de contención de dos metros de alto que ya cedió en 2014. Diez años y las distintas administraciones de esta zona de frontera no han solucionado el problema. Los payeses han asistido impotentes durante cuatro largos días a la crecida imparable del Cinca, que ha llegado a los 500 m3/s, cuando acostumbra a estar por debajo de los 20 m3/s. Ayer por la mañana el muro cedió y el agua empezó a desviarse hacia un lateral, ya que el centro del cauce está lleno de sedimentos. En pocas horas, alerta en Fraga y en Massalcoreig y el desastre en la desembocadura con el Segre, en La Granja d’Escarp. La CHE, responsable de los desembalses, aseguraba ayer que estas “maniobras preventivas” se habían hecho teniendo en cuenta la situación de los ríos de Navarra y Aragón. De Catalunya, la parte inundada, ni palabra en el comunicado inicial. Teniendo en cuenta que el Alcanadre, afluente del Cinca, bajaba a 200 m3/s era más que previsible que el caudal se multiplicara, especialmente en el Aiguabarreig. “Queda prohibida cualquier tipo de incidencia en días festivos” ironizaban los afectados en la red social X. “Cuando ya no hay flores en los árboles, volvemos a ser territorio”, añadían. “Las administraciones que podrían haber hecho alguna cosa estaban de vacaciones y solo los ayuntamientos y los alcaldes de la zona se preocupan por nosotros”. Una situación de abandono preocupante. Diez años son muchos años de margen para haber resuelto un problema que ahora puede matar a los frutales más jóvenes y mermar la cosecha. “Que ahora vengan a pedirnos el voto”.El oro líquidoVinaixa cerró ayer la temporada de ferias dedicadas al aceite y el balance es más que positivo con la venta de 60.000 litros de aceite en total en todos los certámenes. Y eso que el precio de la garrafa de 5 litros ha rondado los 50 €. Solo en Vinaixa se han vendido 8.000 litros. El oro líquido de Ponent se ha convertido, además, en reclamo turístico.

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