Madrid DC y la mafia
A más de uno le vino ayer a la cabeza el juego del espejo, en el que según la cantinela infantil: “El mundo al revés, quien lo dice lo es”. Resulta desconcertante que el partido que ha protagonizado el mayor escándalo de corrupción de Europa, que provocó la única moción de censura exitosa de la democracia española, acuse a sus rivales de ser “mafia”. Lo que está ocurriendo ahora es lo que auguró Pasqual Maragall en un famoso artículo titulado “Madrid se va”, publicado en 2001. Aznar acababa de iniciar su gobierno con mayoría absoluta y Maragall supo ver que su proyecto pasaba por construir un gran Madrid DC completamente autónomo, que absorbiera demográfica, política y económicamente todo lo que tenía a su alrededor. Aquel proyecto de Aznar, ideado por su asesor Miguel Ángel Rodríguez, se está completando ahora con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, asesorada por el mismo Rodríguez. Desde que Maragall escribió este texto hace 24 años, solo Catalunya ha mantenido su peso económico, con un 18% del PIB. El resto es un desierto. Políticamente, esto se ha traducido en una derecha extrema que se parece mucho a la extrema derecha.
España pasa por ser una excepción en una Europa donde la extrema derecha ya es el primer o segundo partido en muchos países (Alemania, Francia, Italia, Portugal, Austria, Bélgica, Rumanía...), pero se trata de un espejismo porque ese papel, más allá de Vox, lo desempeña el PP de Madrid.La derecha siempre ha considerado que un gobierno socialista es ilegítimo y ha desplegado todas sus fuerzas mediáticas y judiciales, que son muchas, para derribarlo. Ocurrió con el llamado “sindicato del crimen” contra Felipe González y está ocurriendo ahora con Pedro Sánchez. Aznar dijo “quien pueda hacer, que haga” para echar a Sánchez y muchos se han sumado. La primera, Ayuso, que protagonizó el viernes uno de los actos más bochornosos de los últimos años en la política española con su falta de respeto al catalán, el euskera y el gallego. Lo que hizo Ayuso le reportará muchos votos en Madrid DC, pero es inaceptable más allá de la M-30. Porque esto ya no es ideología, ya no es discutible, ya no es opinable. Se trata directamente de xenofobia. Ante este ataque por tierra, mar y aire contra Pedro Sánchez, no basta con que el líder socialista se haga la víctima. Con sus socios de investidura tiene mayoría absoluta en el Congreso y, si ciertos poderes fácticos están utilizando recursos de dudosa legalidad y nula ética para echarlo, su obligación es utilizar esa mayoría absoluta para legislar y crear normas que combatan la guerra sucia, tal como prometió hacer tras su famosa carta en la que anunciaba que se tomaba unos días de reflexión. Debe hacerlo por su propio bien y, sobre todo, por el de la democracia.