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Estamos inmersos de lleno en las vacaciones de verano, periodo que hace solo unos años parecía tener su punto álgido en el mes de agosto pero cada vez más se amplía y ya pueden considerarse prácticamente temporada alta todos los meses, de junio a septiembre. Según dejábamos constancia ayer en un amplio reportaje, el mes de julio ha empezado con unos niveles de ocupación hotelera del 30 al 50% entre semana y del 70 al 80% los fines de semana. Son cifras que demuestran una tendencia al alza en cuanto a afluencia de visitantes, cifras que llegan acompañadas de una tendencia al alza de precios. Sin embargo, este mayor volumen de ingresos no está comportando mayores beneficios para los hoteleros puesto que coincide con un notable encarecimiento de algunos costes del negocio como son la alimentación o la energía, según destacan representantes del sector. Pese a todo los precios que imperan en la demarcación, con excepciones contadas, son competitivos y esto supone un aliciente más para atraer o bien a nuevos turistas o a clientes fieles que ya conocen los encantos culturales y naturales de las comarcas de Lleida. Y lo que podríamos denominar contención de tarifas debe seguir así porque la competencia cada vez es más amplia y es necesario fidelizar y ganar nuevos visitantes. Y no nos referimos solo a la competencia de destinos cercanos. En este sentido ayer otros medios analizaban la campaña y coincidían en señalar que el precio de hoteles de la península y vuelos se ha disparado hasta tal punto que, en muchas ocasiones, resultan más económicas unas vacaciones en el extranjero que una estancia similar a pocas horas de casa en coche. A modo de ejemplo, señalaban que viajar una semana a las Islas Baleares puede ser igual de caro como hacerlo a Bali o Punta Cana. Es necesario que todo el mundo se gane la vida pero es imprescindible hacerlo de manera ponderada porque ya sabemos cómo termina la fábula de la gallina de los huevos de oro.

La otra cara de las fiestas

Y sin dejar de lado al verano, un clásico de estos meses son las fiestas mayores que, en los últimos años, se han convertido en un reclamo para los amantes de lo ajeno. Así, los Mossos d’Esquadra han iniciado una campaña para evitar robos en casas durante las celebraciones aprovechando que los vecinos acuden a actividades lúdicas, tal y como ocurrió por ejemplo en Alfarràs, donde se registraron cinco asaltos a viviendas en solo dos días. Aconsejan dejar luces encendidas o la televisión en marcha, así como alguna persiana levantada para que se vea luz desde el exterior o dejar aparcado el coche delante de la puerta de casa. Cualquier prevención es poca.

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