De campos de cultivo a terrenos llenos de maleza
Las personas que tienen más de 55 años y residieron en zonas rurales al menos durante su infancia seguro que recordarán que al final del invierno los payeses quemaban los márgenes de fincas y caminos. Había muchos fuegos, pero no generaban incendios forestales. Además, durante el año se llevaban a cabo trabajos de desbroce. Entonces, también era habitual que durante el verano se quemara la paja del cereal de invierno cosechado. Aunque podía haber grandes llamaradas, bastaba con labrar previamente una pequeña franja perimetral para evitar incendios, precisamente porque en los márgenes apenas había combustible vegetal. Cuatro décadas después, en muchos municipios apenas quedan pequeños agricultores, numerosas fincas pequeñas y poco productivas han sido abandonadas, la tarea de limpiar la maleza del entorno de los campos ha pasado a la historia y los permisos para hacer fuego en invierno están limitados a restos de poda y solo para los payeses que solicitan la PAC, cuando en Lleida hay un buen número de personas que son originarias de pueblos donde tienen casa y alguna finca de la que se siguen ocupando, aunque residan y trabajen en la ciudad. El resultado de este proceso es el que dábamos cuenta en nuestra edición de ayer: bosque y maleza ganan una media de mil hectáreas al año en Ponent, ocupando ya más de la mitad de la superficie total, lo que comporta que aumente tanto el riesgo de incendios forestales como el de que estos tengan una gran virulencia, debido al volumen de combustible vegetal existente. Llegados a este punto, no hay duda de que la gestión del medio rural y natural en Lleida y Catalunya debe mejorar sustancialmente, y que continuar avanzando por el camino recorrido en los últimos años no hará más que empeorar la situación en un contexto en el que el cambio climático provoca que las temperaturas extremas y la sequedad se vayan incrementando. Tal como señalábamos en esta misma sección hace un mes, la administración debe atender las sugerencias y quejas de las personas que mejor conocen el territorio, que son las que viven en el campo, así como las propuestas de los expertos en este ámbito.
La asignación de plazas de FP
La consellera de Educación presentó el martes el resultado de la inscripción en la FP destacando el récord de 81.479 alumnos a los que se ha asignado plaza en julio. Es una buena noticia, aunque hay otra mala: los casi 15.000 preinscritos que no disponen de ninguna y que deben esperar al 8 de septiembre (el curso comienza el 12) para conocer las vacantes a las que pueden optar. El año pasado fue mucho peor, porque el proceso no acabó hasta finales de septiembre, pero queda margen de mejora.