Illa surfea en un mar proceloso
El líder del PSC, Salvador Illa, ha cumplido su primer año como president de la Generalitat, después de que el 8 de agosto de 2024 fuera investido con el apoyo de los diputados de ERC –in extremis tras una votación previa de los militantes del partido– y los Comuns. Su Govern ha rebajado la tensión con el Estado, aprovechando que el Gobierno central está en manos del PSOE, y se ha esforzado en adoptar un perfil centrado en la gestión para solucionar los problemas que más afectan a los ciudadanos. Una de sus primeras promesas fue la de construir 50.000 viviendas destinadas al alquiler social con suelo público de los municipios. De momento, el proceso se encuentra en su fase inicial. Otra de las cuestiones en la que ha puesto el foco ha sido la de Rodalies, para lo que la Generalitat y el Gobierno central han aprobado crear una empresa mixta que gestionará los trenes de la red en Catalunya. Está previsto constituirla en los próximos meses, y difícilmente habrá resultados inmediatos a tenor del deterioro del servicio, que el jueves vivió otra jornada caótica en Lleida a raíz de que el pantógrafo de un tren (pieza que le suministra la electricidad) se quedara enganchado a la catenaria. Una de las medidas estrella que fue clave para el apoyo de ERC, que la Agència Tributària de Catalunya asumiera la recaudación de todos los impuestos estatales de forma progresiva a partir de 2026, ha quedado aplazada hasta 2028. Otro de los compromisos fue obtener un modelo de financiación singular para Catalunya y, pese a la buena sintonía con la Moncloa, apenas se han dado pasos adelante. También se han anunciado planes para fomentar el catalán o para mejorar el nivel educativo, que igualmente necesitarán de tiempo para saber si son efectivos. Por otra parte, el Govern se ha visto obligado a prorrogar el presupuesto al carecer de apoyo suficiente para aprobar uno nuevo, aunque ha logrado sacar adelante suplementos de crédito a lo largo de este ejercicio. Y a día de hoy tampoco está claro que pueda tener nuevas cuentas para 2026, cuestión que será clave para determinar de qué recursos podrá disponer para hacer efectivas sus principales promesas. Asimismo, la nueva financiación y la posibilidad de recaudar todos los impuestos son medidas que dependen del Gobierno del Estado y, si hay que modificar alguna ley, del Congreso de los Diputados. En ambos casos, parece difícil que Pedro Sánchez esté en disposición de llevarlas adelante por la debilidad de sus apoyos parlamentarios y no está claro hasta cuándo podrá aguantar sin convocar elecciones, que como muy tarde deberán celebrarse dentro de algo menos de dos años. Illa ha tenido un primer año sin presupuestos, pero sin sobresaltos. Mantener esta tranquilidad relativa estará en función del apoyo de ERC y los Comuns, factor que depende en gran parte de él, y de la coyuntura política estatal, que queda fuera de su alcance.