Alquilar un piso, ¿misión imposible?
Pues la respuesta sería que sí es una misión, si no imposible, muy difícil en Lleida, según el reportaje publicado el domingo por este periódico. El portal Idealista, de referencia en el sector inmobiliario, ofertaba la pasada semana en la capital solo 82 viviendas en alquiler, lo que supone menos de un diez por ciento de las que están disponibles a la venta. Y esta tendencia ha hecho florecer un mercado que hasta hace pocos años era prácticamente impensable, a no ser que se tratara de pisos de estudiantes: el alquiler de habitaciones. En concreto, el mismo portal recogía que la pasada semana había 170 habitáculos listos para acoger a un nuevo inquilino y con unos precios para nada baratos: solo la mitad costaban 300 euros o menos al mes. Otro de los cambios en este sector, y cuyo objetivo es aprovechar al máximo el espacio de los pisos para lograr el mayor rendimiento económico posible, es que cada vez más los comedores se convierten en una nueva habitación, con lo que el negocio es más redondo para los arrendadores. Además, los contratos, que antaño eran casi de por vida, ahora cada vez más se renuevan mes a mes. Todos estos cambios responden también a la evolución de la sociedad en los últimos años.
El apego que generaciones anteriores tenían a los inmuebles es mucho menos intenso y prácticamente ningún bien material se considera que debe durar de por vida. Además, buena parte de los jóvenes no tienen el poder adquisitivo suficiente para embarcarse con una hipoteca, por lo que la compra de un piso es solo una utopía en la mayoría de casos. Como siempre, son las administraciones las que deben corregir las carencias, en este caso de falta de oferta de alquiler. Hay muchas promesas, como la del presidente de la Generalitat, Salvador Illa, quien hace unos meses anunció que quiere dotar el parque público de 50.000 nuevas viviendas de alquiler asequible hasta el año 2030. Pero hace falta que las promesas se empiecen a convertir en realidad.
Matar al mensajero
Periodistas catalanes han convocado una concentración esta tarde en la plaza Sant Jaume de Barcelona contra el “asesinato sistemático” de compañeros en Gaza por parte del ejército israelí. A la protesta se han adherido comités de empresa y profesionales, sindicatos, entidades, colegios profesionales y medios de comunicación catalanes, y llega tras el asesinato de otros seis periodistas el domingo en Gaza durante un bombardeo israelí. Ayer hablábamos del hambre como arma de guerra, pero matar al mensajero es otra manera de intentar esconder las atrocidades del ejército israelí... y no lo conseguirá.