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La gran gotera que el domingo provocó que se mojara parte del público que estaba en primera fila presenciando la recreación de la boda real entre Ramon Berenguer IV y Petronila de Aragón puso de manifiesto que queda mucho por hacer para conseguir que la Seu Vella esté en perfectas condiciones. Llama la atención que el director del consorcio formado por Paeria y Generalitat, que se encarga de su gestión, indicara que se trata de una gotera que está localizada desde hace tiempo y que solo cae agua cuando la lluvia es muy intensa o tiene una inclinación determinada. La imagen que el elemento patrimonial más importante de la ciudad transmite a los visitantes o a los asistentes a un espectáculo no puede estar al albur de que no caigan fuertes tormentas, aunque estas no sean habituales. Si se quiere apostar por que la Seu Vella sea candidata a Patrimonio de la Humanidad hay que evitar situaciones como esta. Es verdad que se están haciendo obras de mejora como las de las dos cubiertas del claustro, que se encuentran en su fase final, pero la lista de tareas pendientes es larga, especialmente por lo que respecta al estado de la muralla, varios de cuyos tramos están muy deteriorados. Solo hace falta pasear por el parque de Santa Cecília para ver el deplorable estado de toda la parte norte de la fortificación, afectada por grandes desprendimientos que obligan desde hace años a prohibir el paso por todo el perímetro más próximo a ella. Poner a punto de revista todo el monumento y el conjunto del Turó precisa de grandes inversiones que seguro que las administraciones que integran el consorcio no pueden afrontar de golpe. Ahora bien, lo que sí pueden y deben hacer es redactar y aprobar un plan integral de rehabilitación con un calendario concreto de ejecución que incluya el compromiso presupuestario para llevarlo a la práctica. Por alto que sea el coste, el retorno que recibirían si la Seu Vella es reconocida por la Unesco sería mucho mayor.

Servicio ferroviario indigno

Crueldad intolerable. Este es el título de una comedia romántica protagonizada por George Clooney y Catherine Zeta-Jones, pero sería mucho más adecuado para ilustrar el trato que sufren los usuarios de las líneas de Rodalies de Lleida por parte de Renfe y Adif. Semana sí, semana también se registran incidentes lamentables. Ayer, los pasajeros de un tren de la R-14 se quedaron dos horas y media “tirados” cerca de La Floresta por una avería en el convoy. Hace unos días, sucedió lo mismo con los que iban en dos trenes que quedaron parados cerca de Lleida. Y como el tiempo va pasando sin que se aborden las inversiones que necesitan estas líneas en infraestructura y material, los problemas se agravan.

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