Más que un regreso, una resurrección
Hay campeones que hacen historia y hay otros que trascienden a su propia leyenda. El piloto de Cervera Marc Márquez pertenece a este segundo grupo. Lo suyo no ha sido únicamente una carrera deportiva de títulos y victorias; ha sido una batalla contra el tiempo, el dolor y la incertidumbre. Ayer se proclamó campeón del mundo por novena vez. Séptimo título en MotoGP, una hazaña que lo iguala al legendario Valentino Rossi. Solo un mito como Giacomo Agostini le hace sombra. Pero no ha sido un camino de rosas. En 2019, cuando todo parecía encaminado hacia una hegemonía interminable, comenzó un calvario que habría borrado del mapa a muchos. Cuatro operaciones en el brazo derecho, episodios de diplopía que ponían en jaque su visión, fracturas inesperadas, más de cien caídas y treinta carreras perdidas. Un rosario de golpes que convirtieron al que un día fue un niño prodigio en un hombre obligado a convivir con la fragilidad. Lo extraordinario de Márquez no está solo en su brillante currículum en MotoGP hasta 2019, sino en haber sabido regresar tras 2.184 días de vacío competitivo. Ningún otro había vuelto a lo más alto después de tanto tiempo lejos del trono. Y ahí es donde el triunfo en Japón trasciende lo meramente deportivo. Su victoria tiene también un lado humano imposible de ignorar. En el box, su hermano Àlex ha sido testigo cercano de esta reconstrucción. Ayer se fundieron en un abrazo en la pista. El número uno y el número dos del mundo son de Cervera, ahí es nada. No es extraño que la capital de la Segarra enloqueciera a primera hora de la mañana para celebrar el título. También hubo lágrimas. El recuerdo de su abuelo Ramon, ya fallecido, hizo llorar al nueve veces campeón del mundo. “Déjalo”, le recomendó. No valía la pena sufrir tanto. Pero su nieto siguió. “Vengo del infierno, y ahora estoy en paz conmigo mismo”, dijo. Y esa frase resume el viaje. Márquez no quiere anclarse en el dolor pasado, prefiere mirar al frente, disfrutar lo conseguido y volver a sentirse completo. Lo de Marc Márquez no es solo un campeonato más. Es la victoria más difícil de su vida. Y es, también, la prueba de que en el deporte, como en la vida, los verdaderos gigantes no son los que nunca caen, sino los que vuelven a levantarse cuando todos creían que ya no podrían.
El parque de nunca acabar
Los Bomberos Voluntarios de Seròs vuelven a estar en la cuerda floja. El ayuntamiento no sabe si renovará la cesión del almacén donde están ubicados desde 2022 y, aunque la Generalitat asegura que las obras del nuevo parque empezarán este otoño, aún no hay fecha fijada. Hace demasiados años que dura este conflicto y se trata de un servicio esencial.