Claro que hay discriminación territorial
La apertura de un expediente de oficio por parte de la Síndica de Greuges de Catalunya, Esther Giménez-Salinas, para determinar si hay “una posible discriminación territorial” en la atención que reciben los pacientes que han sufrido ictus graves en Lleida y Tarragona vuelve a poner de manifiesto las deficiencias existentes en los servicios sanitarios de la demarcación. Tal como hemos apuntado ya en otras ocasiones, no es de recibo que el Arnau de Vilanova, el hospital de referencia, solo pueda practicar trombectomías –una cirugía mínimamente invasiva en la que se introduce un catéter por un vaso sanguíneo para extraer el coágulo– de lunes a viernes de 9.00 a 14.00 horas. En cambio, en Barcelona y Girona se hacen las 24 horas todos los días, mientras que en Tarragona se llevan a cabo doce horas de lunes a viernes. Como indica la Síndica, el tiempo que tarda un afectado por ictus en recibir el tratamiento adecuado es clave para determinar no únicamente su supervivencia, sino si sufrirá o no secuelas y en qué medida. La consellera de Salud, Olga Pané, afirmó hace unos días que su objetivo es que tanto en Lleida como en Tarragona pueda haber trombectomías doce horas todos los días de la semana, pero que faltan profesionales. Si es así, lo que debe hacer su departamento es adoptar todas las iniciativas necesarias para subsanar esta carencia, con la finalidad de que este servicio esté disponible las 24 horas, no la mitad. Como dice Giménez-Salinas, “hemos de asegurar que todas las personas, independientemente del territorio en el cual vivan, tengan acceso a tratamientos que pueden evitar discapacidades graves o salvar vidas”. Pané debería adaptar este posicionamiento como línea de actuación, en lugar de destacar durante una comparecencia parlamentaria que el nivel de mortalidad por ictus en Lleida está por debajo de la media catalana. No sabemos cuál será la conclusión de la Síndica, pero quienes vivimos en Lleida estamos en condiciones de afirmar que sí hay una discriminación territorial en este y otros asuntos.
El origen de la peste porcina
La primera hipótesis sobre el origen del foco de peste porcina africana en jabalíes de Bellaterra era que alguno de ellos habría comido un bocadillo que alguien habría tirado y que llevaba embutido que contenía este virus. No obstante, el ministerio de Agricultura anunció ayer que indagará si el virus procede de un laboratorio, porque la cepa es diferente a la que afecta a jabalíes de otros países europeos y, en cambio, es de la misma familia que la “Georgia 2007”, que se utiliza en infecciones experimentales. Hay que pedir diligencia y máxima transparencia en esta investigación.