Una sola muerte ya es demasiado, y llevamos 31
Las carreteras de Lleida vuelven a situarse, de forma trágica, en el centro de la actualidad. La muerte de un motorista de 62 años en la A-14, a la altura de Torrefarrera, ha encendido todas las alarmas en plenas vacaciones de Navidad. Es la tercera víctima mortal en apenas cuatro días en la demarcación y un nuevo recordatorio de que la siniestralidad vial sigue siendo una asignatura pendiente de primer orden. El goteo de víctimas en tan corto espacio de tiempo –un conductor fallecido en la N-230, un peatón atropellado mortalmente en la N-II y ahora un motorista– pone de manifiesto una realidad alarmante: la accidentalidad en las carreteras leridanas no solo no se reduce, sino que ya supera las cifras de todo el año pasado. Con 31 fallecidos en lo que va de año, el balance es especialmente preocupante y obliga a una reflexión colectiva. Resulta significativo que una parte muy importante de las víctimas pertenezcan a los denominados colectivos vulnerables. Motoristas, peatones y ciclistas concentran casi la mitad de las muertes en las vías interurbanas catalanas. En Lleida, cuatro motoristas han perdido la vida este año, una cifra que evidencia la fragilidad de este colectivo y la necesidad de extremar las medidas de protección y prevención. Las campañas de concienciación impulsadas por la administración, como la promovida por el departamento de Interior bajo el lema Per evitar accidents, anticipa’t, son necesarias, pero claramente insuficientes si no van acompañadas de una acción más decidida. La mejora de infraestructuras, la revisión de puntos negros, el refuerzo de la vigilancia y el cumplimiento estricto de las normas de circulación deben formar parte de una estrategia integral y sostenida en el tiempo. Pero la responsabilidad no recae únicamente en las instituciones. Conductores, motoristas y peatones deben asumir que la prudencia no es una opción, sino una obligación. El respeto a los límites de velocidad, la atención constante y la anticipación a posibles riesgos pueden marcar la diferencia entre llegar a destino o engrosar una estadística que nadie quiere protagonizar. Cada víctima mortal en la carretera es un fracaso colectivo. Mientras no se interiorice que la seguridad vial es una cuestión de responsabilidad compartida y prioritaria, las cifras seguirán creciendo. Y detrás de cada cifra de la estadística hay una vida truncada y una familia rota.
Sin presupuestos
Si no hay una sorpresa de última hora el alcalde de Lleida, Fèlix Larrosa, deberá someterse a una cuestión de confianza para aprobar los presupuestos, ya que toda la oposición votará hoy en contra en el pleno. Es la misma situación que en 2022, cuando el paer en cap era Miquel Pueyo, de ERC.